Dejamos a los afganos en un espacio inhumano entre la pobreza, el yugo talibán y la amenaza yihadista

Madrid

La imagen es muy potente, profundamente simbólica, de las que puede marcar un mandato, y Joe Biden no se podrá desprender de ella con facilidad. Dolido, cabizbajo, dubitativo a veces, rabioso otras, pretendidamente contundente en su promesa de venganza en un escenario de caos, de sensación de derrota, de sentimiento de humillación por un golpe terrorista cargado de significantes.

El estado islámico vuelve a matar en el ultimo instante antes de que se cierre definitivamente la puerta y mata allí a donde acudimos hace 20 años para evitar que ese país se convirtiera en una especie de paraíso terrorista.

La otra imagen es muy dolorosa, la sangre, los cuerpos, el horror. Describe la barbarie pero representa también nuestra propia derrota. En unos días ya no quedará allí más rastro occidental que el del fracaso. Dejaremos a los afganos en un espacio inhumano entre la pobreza, el yugo talibán y la amenaza yihadista.

Después de décadas de esta lucha global contra el terrorismo, el balance es descarnado. Se cierra el circulo. Estados Unidos llegó a Afganistán persiguiendo a los terroristas y se marcha de Afganistán perseguido por el terror. Llegaron para vengarse y se marchan prometiendo venganza.