Nuevo plan verde europeo: ¿lo notaremos en el bolsillo?

Madrid

La Comisión Europea ha presentado esta semana un plan para la descarbonización que se fija como principal objetivo reducir un 55% la huella de carbono en 2030. El programa, llamado 'Fit for 55', también propone una revisión del mercado de emisiones de CO2 que podría traducirse, en última instancia, en un encarecimiento del recibo por el combustible y el gas para la vivienda que pagan muchas empresas y hogares.

Hasta ahora solo las empresas de la industria y del transporte aéreo tenían asignados unos derechos gratuitos de emisión de CO2, y cuando emitían por encima del límite establecido, acudían al mercado para comprar nuevos derechos. Ahora Bruselas propone una novedad importante: que acudan también a ese mercado de emisiones sectores exentos hasta ahora, como el de la gasolina, el gasóleo y el gas para calefacción. Es decir: los carburantes del transporte por carretera o el suministro para la calefacción de las viviendas, que previsiblemente incrementarían sus precios. La Comisión es consciente de ello y plantea la creación de un fondo de 72.000 millones de euros para compensar este efecto.

"Todos sabemos que los edificios representan hoy el 40% del consumo consumo energético y las emisiones del transporte por carretera han aumentado constantemente. No descendido, si no aumentado. Y tenemos que revertir esta tendencia", afirmaba la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en la presentación del plan.

Transporte

"Nos preocupa bastante porque como consumidores directos de los combustibles fósiles ya estamos pagando alrededor de 19.000 millones de euros al año por el impuesto especial de hidrocarburos. Si a esto le sumamos el mercado de emisiones, no sabemos dónde se podría disparar", dice el secretario general de la Confederación Española de Transporte de Mercancías, José María Quijano. En su opinión, el debate de la propuesta va a provocar en los próximos meses "mucha problemática y discusión, porque esto afecta tanto a ciudadanos como a empresas de una forma importante".

El sector del transporte aéreo ya participaba en el mercado de emisiones de CO2, pero el plan de Bruselas propone otras condiciones en ese mercado. "Con esta propuesta se van a endurecer y gradualmente a quitar los derechos de emisión gratuitos, de forma que al final se van a encarecer esos derechos de emisión", comenta Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas. "Si a esto se une la otra propuesta, que es reformar la fiscalidad de la energía, al final el riesgo que corremos es que lo que nos ha costado tanto, que es democratizar el transporte aéreo, vuelva a ser un lujo al alcance de unos pocos privilegiados", concluye.

Coches y gas

En el caso de la automoción, el objetivo del nuevo plan verde de la Comisión establece que todos los vehículos que se vendan nuevos en 2035 deben ser 0 emisiones. "Es una meta ambiciosa que viene además de antaño, porque todo surge de un reglamento europeo de abril de 2009", explica Arturo Pérez de Lucia, director general de la Asociación Empresarial para el impulso del Vehículo Eléctrico. En su opinión gravar los vehículos de combustión es una palanca para estimular la demanda de los coches no contaminantes, pero no la única. "Debe venir acompañada de otras medidas de incentivos, de corte fiscal, como la reducción del IVA temporal de los vehículos eléctricos y medidas regulatorias", señala.

La entrada en el mercado de emisiones del gas que se usa en las viviendas para la calefacción o en la cocina encarecería aún más la factura energética que pagan los hogares, que en las últimas semanas están soportando uno de los recibos de la luz más caros de la historia. A la espera de ver cómo se produce esa entrada, si se produce, el portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios, Enrique García, explica que el incremento de precios del CO2 está provocando ya una fuerte subida del precio de la electricidad.

"Mucho nos tememos que cuando se habla de la extensión de este tipo de emisiones de derechos a otros mercados, al final acaban pagando de forma indirecta los consumidores, cuando debería ser al contrario", afirma García. Según su análisis, "la fiscalidad medioambiental debería enfocarse de una forma que se hicieran una reducciones de la fiscalidad sobre las tecnologías que menor impacto tienen, así los consumidores podrían desplazarse hacia esas tecnologías".

La propuesta de la Comisión Europea tiene que ser debatida ahora por el Parlamento Europeo y por los estados miembros del Consejo. De esas negociaciones saldrá el texto definitivo que deberá ser aprobado.