Cannes quiere ser el gran festival de cine de la nueva normalidad
La edición número 74 del prestigioso Festival de Cine de Cannes arranca este martes con aforo del 100% y con una clara apuesta por las salas y por el cine de autor europeo frente a las plataformas

Imagen de archivo del Festival de Cine de Cannes / CANNES

Cannes
Tras un año sin celebrarse, lo que no ocurría desde la guerra y desde el Mayo del 68, el Festival de Cannes regresa con fuerza en este atípico mes de julio, en plena temporada de verano, y con una avalancha de películas de autor de todo el mundo. Habrá estrellas, vacas sagradas y nuevas miradas de todos los continentes en el que está considerado como el certamen de cine más importante del mundo. Cannes va a ser el primer sitio en mucho tiempo en el que el aforo esté al 100 por 100. Eso sí, habrá mascarillas y PCR cada 48 horas y las entradas se han de reservar online. Una decisión esta última que cambia una de las grandes características que rodean al certamen: las largas colas de la prensa.
Fuera del protocolo COVID, la vuelta de Cannes es indispensable para el cine europeo y para el cine independiente mundial. Bajo el Palais de la ciudad se desarrolla el mercado, donde productores y distribuidores compran y venden películas. La Palma de Oro -creada por la firma de joyas Chopard y valorada en 22.000 euros- sigue siendo el galardón más prestigioso en el mundo del cine. Las películas que lo logran se convierten en parte de la historia del séptimo arte, como Viridiana, El Gatopardo, Pulp Fiction o Parásitos, el último gran fenómeno cannois.
¿Qué ocurrirá este año? De momento sabemos que es una sección oficial más grande que en ediciones anteriores, con 24 películas en competición. Ninguna ópera prima y mucho director que ya sabe lo que es ganar en Cannes, como Jacques Audiard o Nani Moretti. Otros ya han competido como el iraní Asghar Farhadi, el ruso Kirill Serebrennikov o uno de los fenómenos del cine de autor, Apichatpong Weerasethakul, uno de los directores que la prensa se mata por ver. Hay también nuevos fichajes que el festival acopla de otros certámenes como el israelí Nadav Lapid o la húngara ldikó Enyedi. Solo hay tres cineastas americanos en concurso, el actor Sean Penn, que ya se llevó un sonoro abucheo con su anterior película como director -lo que llevó a cambiar las normas de embargo del festival- Sean Baker con Red Rocket y Wes Anderson con The French Dispat.
Lo que abunda y mucho en sección oficial es el cine francés. Su presencia es importante en todas las ediciones, pero en esta han decidido apostar por las películas patrias, un país que tiene a gala la defensa y la exportación de su cultura por todo el mundo. Hay más. Este año Cannes cierra filas en torno a las salas de cine francesas que han estado cerrados todo el año. Ya lo había hecho hace tres años con respecto a Netflix, que ni está ni se le espera. La plataforma de streaming se niega a cumplir las normas del certamen, estrenar sus películas en cines franceses, y por eso lleva años sin competir y sin venir. En esta edición el paso de muchas películas francesas por el festival va a coincidir con el estreno en cines, algo inédito. Ocurrirá con la película de apertura, Annette, el musical de Leos Carax con Marion Cotillard y Adam Driver y con Benedetta, la película sobre una monja lesbiana de Paul Verhoeven, director de Instinto básico.
El cine francés es una apisonadora y lo demuestra en sección oficial. Bruno Dumont con France, un drama sobre los medios de comunicación francesas, Julia Ducournau con Titane, una de las propuestas más esperadas después del éxito de su anterior trabajo, Crudo, Mia Hansen Love que lleva con Bergman's Island estrellas a la Croissette, Catherine Corsini que nos situará con La fracture en las heridas abiertas en la sociedad francesa dentro de un hospital con los chalecos amarillos de fondo, o François Ozon con una historia sobre la eutanasia en Tout s'es bien pasé
El cine de Cannes siempre ha sido político y ha mirado al momento y este año seguirá haciéndolo y no solo en sección oficial. Fuera de concurso, en una sección sacada de la manga este año llamada Cannes Premiére, veremos el documental que ha realizado Oliver Stone sobre los documentos desclasificados de la CIA en torno al asesinato de JFK. También una película coral sobre la pandemia, una cinta de animación de Ari Forman sobre el holocausto y la historia de Ana Frank y Still Water, película del ganador del Oscar Tom McCarthy sobre la violencia y la difícil convivencia entre izquierda y derecha con Matt Damon.
El actor es una de las estrellas que estará en la deslumbrante alfombra roja del Gran Teatro Lumière. El resto serán Jodie Foster, que recibe premio honorífico a su carrera, las francesas Léa Sedoux, Isabelle Huppert y Marion Cotillard, Tim Roth, Tilda Swinton y los miembros del jurado capitaneados por Spike Lee. Es en el jurado el único sitio donde Cannes cumple con los criterios de diversidad racial y de género. Cinco mujeres y tres hombres y están representados los cinco continentes. Son la cantante francesa Mylène Farmer, la directora de origen senegalés Mati Diop, la actriz americana Maggie Gyllenhaal, la directora australiana Jessica Hausner, la actriz Mélanie Laurent, el director brasileño Kebler Mendoça Filho, el actor francés Tahar Rahim y el actor coreano Song Kang-ho.
El cine español no logra estar en la sección oficial a competición, algo que solo consigue Almodóvar. Sin embargo, hay directores jóvenes que han sido seleccionados en las secciones paralelas. La catalana Clara Roquet compite en la Semana de la Crítica con Libertad, una ópera prima en la que ahonda en la adolescencia y las relaciones de clase entre mujeres. También el gallego Lois Patiño presenta Sycorax en la Quincena de realizadores, un cortometraje que firma junto al argentino Matías Piñeiro y que supone una revisión feminista de La tempestad de Shakespeare. Junto a él está Alberto Mielgo, realizado asentado en Estados Unidos y presenta un corto de animación The Windshield Wiper.
El más joven de todos es el recién graduado Gonzalo Quincoces que presenta su corto, producido por la ESCAC, La caída del Vencejo en Cinéfondation. En la sección Cannes Classic, hay también presencia del cine español. Se proyectará una copia restaurada de El camino, la película que Ana Mayoral dirigió en los años sesenta y el documental Buñuel, un cineasta surrealista, de Javier Espada.