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Gran fin de semana de cine: el mejor terror, un musical latino, un aventura infantil y surrealismo rural

La cartelera se llena de grandes películas, desde la segunda parte de 'Un lugar tranquilo' y el musical 'En un barrio de Nueva York' a la nueva cinta de Pixar y la propuesta española más sorprendente, 'Destello Bravío'

Los estrenos de cine de la semana / CADENA SER

Madrid

La normalidad va llegando a las salas con grandes estrenos, como ‘Un lugar tranquilo 2’, película de terror que ha sido un ‘taquillazo’ en Estados Unidos y que protagoniza Emily Blunt. Hay también comedia loca llena de estrellas como ‘El otro guardaespaldas 2’ y un musical de Broadway compuesto por Lin-Manuel Miranda, ‘En un barrio de Nueva York’. Pixar tiene nueva película, ‘Luca’, que cuenta el verano de un niño en la Riviera italiana. El cine español arriesga con ‘Destello bravío’, una de las grandes apuestas del Festival de Málaga, surrealismo, defensa de lo rural y del sexo. Sergio Castellitto regresa como actor a un drama histórico sobre la persecución a los artistas en la italia de Mussolini. En cine clásico, recordamos a Jean Arthur, una de las actrices más populares de los años 30 y repasamos la relación en pantalla del cine y el béisbol. Y en televisión, el mes del orgullo LGTBIQ+ también se celebra en la ficción con la nueva temporada de ‘Élite’, ‘Con amor, Víctor’ y especialmente con ‘Maricón Perdido’, la serie de Bob Pop.

'Un lugar tranquilo 2' se confirma como gran saga de terror

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Un lugar tranquilo 2 (John Krasinski)

Cuando John Krasinski alumbró en 2018 ‘Un lugar tranquilo’ nunca pensó que se convertiría en un fenómeno. El actor, conocido para el gran público por su papel en ‘The office’, planteó la película como una fábula de terror con la que escribía una carta de amor a su familia. "Inicialmente, no tenía ninguna intención de hacer una secuela de la película. En ningún momento se había diseñado la historia para que fuese una saga. Pero la fuerza del mundo que creamos ejerció una enorme atracción para profundizar más en él, para ver adónde podría llevar a los Abbott como familia”, asegura en declaraciones facilitadas por la distribuidora.

Ese universo terrorífico en el que unas criaturas de oído agudo arrasaban la Tierra y a todo aquel que no fuera capaz de vivir casi en silencio servía al director para crear un drama familiar intimista. La primera parte iba de la presentación del conflicto y la huida -con esos planos simbólicos y tensos de pies descalzos, pisadas cuidadosas y lenguaje gestual- al refugio en una granja convertida en fortaleza. La premisa aislaba a la familia frente a la amenaza exterior mientras desarrollaban técnicas y estudiaban el comportamiento de esos monstruos.

Con esta segunda entrega, Krasinski no solo es capaz de ampliar ese imaginario, sino que también ofrece un planteamiento inteligente y efectivo que extiende la historia en dos direcciones. Un fantástico prólogo inicial sitúa al espectador en el día 1, en el origen del Apocalipsis, con un pueblo disfrutando de una jornada de fútbol americano en familia. La pieza, que rinde homenaje a ‘La guerra de los mundos’, le sirve al director para presentar a un nuevo personaje de esta entrega y para hacer un cameo que conecta emocionalmente al público con la familia por la que tanto sufrieron.

Presentado el origen del caos y con la familia incompleta, ‘Un lugar tranquilo 2’ arranca desde el mismo punto en que la dejamos y avanza hacia el drama de supervivencia encabezado en primer lugar por Emily Blunt. “Evelyn es ahora una madre soltera, con un bebé recién nacido. El granero está hecho cenizas, la casa está destruida y ella está ahí fuera y tiene que proteger a esos niños. Es horrorosa, es aterradora, pero es una historia muy humana, solo intenta mantener a todos con vida y descubre que hay más gente ahí fuera”, explica la actriz. La familia sale de su perímetro de seguridad hacia lo desconocido, y entre esto último, están los otros supervivientes que luchan por mantener un espacio seguro.

"La idea se basaba en ampliar la metáfora de la paternidad para ver hasta dónde podía llegar, explorando esa evolución natural que se produce cuando los hijos abandonan la seguridad del hogar para lanzarse al mundo”, añade Krasinski, cuyo personaje realmente cedió el testigo a su hija, la sensacional Millicent Simmonds, actriz sordomuda, que toma el protagonismo en su exploración del nuevo mundo. La joven progresa en su conocimiento de cómo dominar a estas criaturas, estudia cuáles son sus limitaciones y utiliza su pericia con la radio y el audífono para buscar un nuevo hogar, no otro refugio, un sitio libre de amenazas. “Todos tenemos la esperanza de haber preparado bien a nuestros hijos para la vida, de modo que sean capaces de sobrevivir. Pero en el fondo, se espera mucho más, se espera que tus hijos se conviertan en algo especial, que se integren en la comunidad con los demás, y esas ideas también estaban en mi mente”.

La historia se divide en dos tramas, unidas en angustia gracias al montaje paralelo, con la incorporación de Cillian Murphy. El actor británico, conocido por ’28 días después’ y especialmente por dar vida a Thomas Shelby en la serie 'Peaky Blinders', es un hombre oscuro, solitario y arisco que ha diseñado su propia guarida y no está dispuesto a compartirla. “Estábamos deseando que entrase en nuestro mundo. Lo bonito del personaje de Cillian es que ha perdido mucho en su vida. No siente la necesidad de ser parte de una comunidad. Es una representación del resto del mundo. Tiene cierto lado oscuro y tiene un nivel de miedo que le hace impredecible”, lo describe el director.

La película sigue jugando con el diseño sonoro, personaje principal, como fuente de suspense e inquietud permanente y con los largos silencios que anticipan el peligro. La fórmula es sencilla, conocida e incluso tramposa y repetitiva, pero igual de efectiva. Si la primera parte describía cómo afectaba el terror a una familia, la segunda intenta ofrecer respuestas, dosificando la información, sobre cómo vivir en comunidad tras el desastre. También esta entrega acaba en alto y deja preparado el terreno para continuar la historia, convertida ya en una de las sagas de terror más exitosas de este siglo. La película ha sufrido múltiples retrasos por la pandemia y el cierre de salas. La espera ha valido la pena, ‘Un lugar tranquilo’ ha revitalizado la taquilla americana con una recaudación de más de 100 millones de dólares y en España se espera que impulse la buena tendencia de las últimas semanas. “La película siempre fue diseñada para verse en cines, es una película de terror para verla a oscuras, saltar y chillar juntos”, defienden sus protagonistas.

En un barrio de Nueva York (Jon M. Chu)

La gentrificación y el precio del alquiler no solo son dos preocupaciones de las clases medias y obreras de Madrid, también en Nueva York, una ciudad con enormes contrastes económico. Hasta Washington Heights, el barrio neoyorquino donde se asentaron hace décadas los inmigrantes latinoamericanos, sobre todo las familias dominicanas, todo está en proceso de cambio. El barrio está cambiando, enfrenta problemas de gentrificación y desplazamiento, y corre el riesgo de perder su alma latina. Es lo que muestra En un barrio de Nueva York, el musical que debutó en Broadway en 2013 y que ahora llega a la gran pantalla.

Fue Lin Manuel Mirada, un americano de origen latino, quién llenó los escenarios neoyorquinos de bailarinas, cantantes y actores latinos que reivindicaban su cultura de origen junto a la cultura del país que acogió a sus padres y abuelos. Todo un logro si pensamos que durante décadas, todo lo latino en los musicales ha sido prácticamente relegado al West Side Story de Leonard Bernstein, que debutó en 1957. Miranda ya revolucionó los escenarios con Hamilton, un musical sobre la historia de Estados Unidos que reivindicaba la importancia afroamericana y ahora produce esta adaptación con sus canciones originales, en las que suena el español. Paciencia y fe, Piragua, Carnaval del barrio o No me diga, son algunos de los grandes momentos del filme.

El musical sigue a varios protagonistas que tienen algo en común: los sueños, "los sueñitos", como ellos dicen. Todos tienen aspiraciones, las propias del sueño americano, que se ven algo truncadas por ser quiénes son. Ser latino en los Estados Unidos no es fácil, y la cinta dirigida por Jon M. Chu, director taquillero de origen asiático que debutó con Crazy Rich Asians, lo pone de manifiesto, a la vez que reivindica ese orgullo latino. Un orgullo que aparece en la música, en las ropas, en la comida, en la alegría de vivir las adversidades y en algo importantísimo, la comunidad.

"La intimidad era lo primero que quería mostrar, porque fue lo que me movió cuando vi por primera vez el musical. Yo no soy de Washington Heights, no soy latino, pero me movió como niño que creció en un restaurante chino. Para bien o para mal, sabía lo que era tener una familia que te quisiera y llevar esos sueños sobre los hombros. Así que para mí lo primero era adentrarnos en esa intimidad, poder hacer que te quedes a dos centímetros de la cara de alguien, algo que no se logra en un escenario", explica el director.

"Vosotros tuvisteis una comunidad cuando llegasteis, yo no la tengo", dice uno de los personajes femeninos, una joven que ha ido a la universidad, la primera en su familia en conseguirlo, pero ve cómo es rechazada por sus compañeras. Tampoco encaja ya en su barrio de toda la vida. La identidad y la reivindicación de igualdad de derechos son los dos grandes temas de esta película que iba a estrenarse antes de las elecciones, como un modo de protesta contra la política migratoria de Trump. En realidad llega en un momento donde el actual presidente sigue pidiendo a los latinoamericanos que no vayan a Estados Unidos.

Anthony Ramos es el protagonista. Dueño de una tienda de comestibles que sueña con volver a su país, a República Dominicana. Hay un empresario latino que sueña con que su hija sea abogada. Un joven sin papeles al que no le dan la oportunidad de seguir estudiando, tres peluqueras que tienen que mudarse de barrio porque no pagan el alquiler.

"Me identifico mucho con el personaje de Nina, sé lo que es ir a una universidad y no ver a ningún hombre negro más, o ver a muy pocos. Se necesita tiempo, paciencia y trabajar mucho en ello. Y se necesita una película como esta. Ni siquiera importa si eres una persona de color o no, todos hemos tenido momentos que nos van a permitir identificarnos con el musical. Todos nos hemos sentido alguna vez fuera de lugar, todos hemos soñado a lo grande", explica Corey Hawkins, uno de los actores que protagonizan esta historia de sueños y de amor. A él se unen Ramos, Melissa Barrera o Leslie Grace, pero entre todos sus personajes subyace una figura esencial: la abuela, esa figura materna que representa la importancia de la mujer en la cultura latina.

Lin Manuel Miranda demuestra que es el latino amable. Alguien que con sus historias emotivas y sentimentales lograr lanzar mensajes muy claros en un momento donde la comunidad latinoamericana es la única que no ha entrado en Hollywood. Después de 2016, con el movimiento de los Oscar So White, el compromiso con los afroamericanos en la meca del cine ha cambiado. También los directores asiáticos han logrado peso en los últimos años. Los latinos deben andar ese mismo camino. En un barrio de Nueva York es el primer paso, un West Side Story empoderado y reivindicativo, donde no falta una manifestación por los dreamers. Vamos que Spielberg lo tiene complicado con su adaptación del musical de Robert Wise.

Luca (Enrico Casarosa)

Tras ganar el Óscar y filosofar con jazz en 'Soul', Pixar busca al público infantil con una aventura veraniega. Una historia de amistad ambientada en la costa italiana que nace de los propios recuerdos del director Enrico Casarosa. “Crecí en Génova, justo en la riviera, hay algo único en este pedazo de tierra. Mis recuerdos estaban aquí, mis mejores amigos con los que pasaba todo el tiempo. El corazón de la historia está conectado con el escenario. Era una forma maravillosa de mostrar algo específico de esta tierra, hay montañas y mar en Cinque Terre, que envuelven a estos pueblos. Realmente parece que el tiempo está detenido, no hay mucho que puedas hacer. Me encantaban estas especificidades, me encanta esta tierra, cuando vuelvo de EEUU, intento pasar días allí, donde pasaba el verano en mi juventud. Siento que es una manera maravillosa de escribirle una carta de amor a mi infancia en ese sentido”, explica en conversación con El Cine en la SER el responsable de títulos como ‘La luna’, corto nominado al Óscar.

Una carta de amor a los mejores veranos de la infancia, a las primeras amistades, con travesuras dentro y fuera del agua. Luca es la vez un monstruo marino, que ‘pastorea’ peces y al que sus padres prohíben asomarse a la superficie, y un niño que, fuera del agua, sueña con ir a la escuela y ganar una carrera para tener una Vespa. En esa misión se embarca con su nuevo amigo Alberto, el camarada que le descubre un nuevo mundo, y Giulia, una niña que reparte el pescado que captura su padre y que reivindica a los bichos raros, a los perdedores, contra el abusón que gana la competición de pueblo todos los años.

“Me encanta el personaje de Giulia, ella tiene ese sentido de las injusticias y las encara de forma loca, tiene un fuerte sentimiento de lo que debería ser justo. El abusón hace trampas de diferentes maneras, lo siente como blanco o negro, a esa edad sientes más las injusticias. Me encanta que sea tan apasionada con eso, que encuentre una conexión, que los bichos raros y los perdedores se unan, a veces se sienten solos y aislados, y es muy lindo que conecten. Son niños, con agujeros en sus vidas por diferentes razones, y hacen equipo contra las injusticias y el abusón", añade el realizador. Ese es el mensaje que deja la película, la celebración de la amistad, de la curiosidad y la diversidad, con cierta nostalgia ochentera de sol, playa, bicicletas y cine de aventuras.

La cinta se aprovecha de la belleza cautivadora de la costa italiana, de esos pueblos coloridos de Cinque Terre con aguas cristalinas y calles empedradas,y del encanto evocador de la música italiana, con clásicos de Mina Mazzini y Edoardo Bennato. Ingredientes que arrastrarán a los padres que se la pongan en la televisión a sus hijos.

El universo creado funciona sin grandes alardes con el diseño en 3D de unos personajes que mutan en contacto con el agua. “La transformación fue el desafío técnico más duro, no tienes un modelo y dos personajes totalmente separados, tienes que ir de uno a otro. Cuando Luca hace la transformación por primera vez ves que realmente es una experiencia en stop motion para él, esto supuso muchos retos para el departamento. Tuvimos que hacer cada forma de él en animación, pasar de lo plano a las escamas, los cambios en el pelo, todas esas cosas fueron un desafío pero el equipo lo manejó muy bien”, defiende la productora Andrea Warren. ‘Luca’ es una película sencilla y con encanto, menor dentro del universo complejo de Pixar, que sirve, tras año y medio de pandemia, para inaugurar y celebrar el verano.

Destello bravío (Ainhoa Rodríguez)

Ainhoa Rodríguez habla en Destello Bravío, la más insólita de las propuestas del cine español en los últimos tiempos, de la despoblación a través del suspense, el documental y el realismo mágico. Lo hace acompañada de un grupo de mujeres que viven en un pueblo extremeño de 800 habitantes. El campo ya no es el mismo, tampoco la rutina, ni las tradiciones. La globalización lo ha cambiado todo. Pero sí hay una constante, sus habitantes siguen sin tener voz o, mejor dicho, sin que esa voz se escuche. Mujeres de más de cincuenta, habitantes del mundo rural, con acento, con familias, con cargas y con heridas. Con nombres y apellidos y con una historia que se asemeja a la de madres y abuelas de otras partes del país. Guadalupe Gutiérrez, Carmen Valverde, Isabel María Mendoza, Valentina Jiménez, Isabel Girado son las actrices de Destello Bravío.

"Había una idea clara de hacer un cine desde lo local, personal, genuino. El cine también es una cuestión ideológica y la estética también es ideología. Yo quería un cine de acento extremeño, porque al final el acento es idiosincrasia y son muchos siglos de cultura. Un cine sin complejos, con seres humanos, porque ellas son seres humanos delante de la cámara. Un cine de rostros reales, de vidas, porque ellas son ellas delante de la cámara, no son casi ni personajes", explica la directora que ya pasó por el Festival de Róterdam antes de recalar en Málaga y conseguir el segundo premio.

“Una experiencia nueva, inolvidable, una cosa que no me esperaba. Sabía que la película iba a tener su éxito, pero no pensé esto y lo estamos viviendo intensamente. El aquí y el ahora. Hemos hecho el trabajo y ahora queremos disfrutar del trabajo”, coincidían estas cinco mujeres. Ellas rodean a la directora, de origen extremeño, que les ha dado la oportunidad de estar en una película, pero también de entenderse y de leerse como mujeres. "Eres ya del pueblo", le repiten varias veces. Ainhoa al principio fue la forastera de Puebla de la Reina, el pueblo extremeño conde montó su pequeño Cinecittà. Vivió los duros meses del invierno allí construyendo el guion y la película. Hablando y conviviendo con los vecinos. "Llegué con un guion cargado de imágenes, de ideas y sentimientos y pude hacerlo también por la autoproducción. A medida que las iba conociendo a ellas iba modificando todo. Ellas iban aportando cosas. Lo importante es que ellas se sintieran a gusto con lo que tenían que interpretar".

Las mujeres centran la trama de una película que se plantea en torno a un suceso, ¿los hombres quedan fuera? "No estoy tan de acuerdo con que no deje entrar a los hombres. Hay varios, por ejemplo el pastor, José María, que representa el pastoreo tradicional, una forma de vida tradicional, de cuidar a las cabras y al ganado. Tienen 90 años y cuando él desaparezca con su muerte, eso va a desaparecer también. Hay una cuestión muy clara, evidentemente, y es que yo soy mujer y empatizo con ellas, pienso en su vida en estos pueblos como mujeres. Hay una idea muy clara y que desarrollé en los casting que es la idea de ese dolor por la pérdida de la infancia. Es algo que yo tengo mucho y que supero con el cine, lo hago jugando. Ellas han entrado en mi juego. Además, esa cosa de soñar con la infancia la tienen más las mujeres. Es un pueblo real, pero a la vez es un pueblo imaginado, pero que está perdiendo sus tradiciones", explica la directora.

El juego básicamente consistió en preguntarles por su infancia y, de alguna manera, en devolverlas a esa etapa de libertad, sin cargas familiares, ni patriarcales, ni económicas. "Las mujeres en cualquier sociedad tienen un peso mayor de esas creencias patriarcales. Evidentemente, yo conecto con ellas. Esa idea de fuga, de volar lejos a la infancia, de libertad, donde ya no tienen las cargas de ahora, es fundamental en la película", añade la cineasta.

"¿Tú qué darías por volver a eso?, nos preguntaba Ainhoa. Pues yo todo, porque no teníamos las cargas que tenemos ahora, los nietos, los maridos… y esas cosas. En la vida hay muchos cambios, claro. Nos ha hecho revivir años atrás, que son recuerdos preciosos", decía una de estas mujeres extremeñas. "Cada una llevamos un eso de las cargas de la vida, pero ha sido una experiencia preciosa", apuntaba otra. "Me preguntó en un casting lo que echaba de menos de mi infancia y yo pensé en mis padres. Me acordaba de algo que está plasmado en la película, una muñequita chiquitita preciosa, que siempre la llevaré aquí. Ella me hizo recordarlo y ahí está", contaba una tercera emocionada.

Estamos hablando de Extremadura, una tierra de campo, de campesinos que trabajan la tierra y las pasan canutas. "Mi padre es hijo de campesinos, mi abuelo era campesino. Y hay una cosa curiosa, a mi padre todos los reyes le caía de regalo el mismo coche de juguete, que un año le regaló una triquina del pueblo. Todos los reyes se lo daban y se lo guardaban hasta al año siguiente. Cuando Guada contó su historia era la misma de mi padre, pero era una muñeca y cada año le hacían un vestido nuevo. Eso habla mucho de esta tierra", recuerda Ainhoa Rodríguez en esta entrevista grupal que no deja de ser un reflejo de como fue la confluencia de actrices y directora en la confección del filme.

La religión, la violencia, el miedo, las clases sociales o la soledad son temas que aparecen en Destello bravío. Sobre las clases sociales, decía la directora que le interesó observar cómo las mujeres, a pesar de su clase, se enfrentan a cosas similares. "Esas herencias están en las clases más humildes hasta en los lugares de más poder económico. Me parecía interesante ver como esas mujeres también tenían cosas en común".

Ahora ellas se enfrentan a cosas nuevas, como lo hicieron durante el rodaje. Se enfrenan a una alfombra roja, a una rueda de prensa, a un photocall, a entrevistas y a una première de una película que todavía no han visto. Hablan del pueblo sin misticismos, pero tampoco con críticas. No se quejan, se dejan llevar por esta nueva situación. Recuerdan el campo, el pueblo cuando eran chicas. La directora también lo hace y asegura que ese bagaje le sirvió para adentrarse de nuevo en todo el universo que quería retratar. No comparten eso de la España Vacía, para ellas el pueblo lo han vaciado, de gente y de alma.

"Hay algo de las tradiciones que puede tiene un punto rancio, pero estando allí me lo tomaba como una idea de resistencia, de pérdida de alma. En esa idea del mundo globalizado, el arte debe proteger las culturas locales, es una obligación. El hecho de que vayamos a terminar comiendo todos lo mismo, en los mismos centros comerciales, vistiendo igual, hablando con acento neutro y, lo peor de todo, pensando todos del mismo modo, me parece una tragedia, una pérdida de identidad y de alma. Hay que encontrar ese equilibrio", describe la directora.

Destello bravío juega con tres elementos, el suspense, el cine documental y el realismo mágico. Con todo ello ha conformado la directora este relato. "No me he puesto ningún corsé, no lo necesito. ¿Es documental o es ficción? Me da igual, no necesito saberlo. He necesitado las herramientas que cada momento me pedía, que cada paisaje necesitaba", explica.

El suspense guía la estructura de la película que gira en torno a un suceso. "Construirla con una estructura temporal a modo de suspense es interesante porque permite tratar varios finales o el fin de algo. La idea de la muerte en sí, el final, más físico, ese destello que nos va a borrar del mapa, que es algo más existencialista. Luego el fin de una vida más tradicional, la vida de un pueblo que está enfermo, que trasmite una luz verde porque está tocado de muerte. Ese pueblo que va a desaparecer ante la falta de alma. También es una idea de final y el cine negro viene muy bien para narrar todo esto". El realismo mágico extremeño está presente en las leyendas que le contaban, en las leyendas que ella aportó y en los sueños de cada una de ellas. Junto a esos elementos, dice Ainhora Rodríguez que suma el humor negro. "Por supuesto, porque yo no entiendo ni la vida ni el cine sin humor negro".

El hombre que cogió una maleta y se fue al fin del mundo (Gillies MacKinnon)

Timothy Spall protagoniza este drama emotivo sobre un anciano de 90 años, cuya esposa acaba de fallecer y quiere llevar sus cenizas al pueblo donde nacieron, al sur del país. Un viaje que hace con el bono gratuito del autobús para jubilados. En el camino descubre una Inglaterra que apenas reconoce, un mundo moderno, multicultural y las redes sociales.

El poeta y el espía (Gianluca Jodice)

Desde italia esta películ protagonizada por Sergio Castellitto. Está ambientada en el año 36 en Roma, donde un general tiene la obligación de vigilar al escritor Gabriele D'Annuzio y asegurarse de que no dé problemas al régimen de Mussolini, preocupado por agradar y no molestar a Hitler.

Lola (Laurent Micheli)

Una road movie por la costa belga en el que una joven quiere cambiarse de sexo, mientras mantiene una compleja relación con su padre.

El otro guardaespaldas 2 (Patrick Hughes)

Otra secuela en cartelera es esta comedia de acción con Ryan Reynolds, Antonio Banderas, Salma Hayek, Samuel L. Jackson y Morgan Freeman. Un guardaespaldas y un asesino a sueldo vuelven a una misión para lograr la paz en Europa.

 
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