Con la pandemia, vuelven los 'crismas': "Hemos agotado existencias, no nos queda absolutamente nada"

Madrid

Hubo una época en la que, en los salones, al lado del árbol de Navidad, muchos distribuían, como en una exposición, la hilera de postales navideñas que iban recibiendo: de amigos, familiares o compañeros de trabajo. Sin embargo, con el paso de los años, esta tradición se fue perdiendo en detrimento de los SMS, las llamadas telefónicas o las cadenas en WhatssApp. No obstante, parece que en este 2020, el año de la distancia, muchos han querido transmitir cercanía a sus allegados a través de las palabras escritas a mano, y los ‘crismas’ han resurgido de sus cenizas con una fuerza inusitada.

En España, prácticamente todas las papelerías han agotado sus existencias de postales navideñas. Una de ellas es la cadena ‘La Superpapelería’, en A Coruña, una histórica de la ciudad. En La Ventana, hemos hablado con Laura Traba, empleada del centro, que nos confirma el meteórico retorno de los ‘crismas’: “Hemos agotado las existencias”, asegura, “no nos queda absolutamente nada”. Y este fenómeno no se ha producido únicamente en el establecimiento en el que Laura trabaja, sino que, según sus palabras “ha sucedido en los cuatro locales de la cadena”.

Para ilustrar la diferencia de ventas de este producto con respecto a las campañas navideñas anteriores, Laura nos cuenta que “es el primer año que hay que reponer las postales navideñas, y han vuelto a agotarse las existencias”. Sin embargo, es prudente ante la permanencia de este fenómeno, y sostiene que “aún habrá que esperar al año que viene para ver si se trata de algo nostálgico, o es la pandemia la que ha provocado que se vuelvan a mandar ‘crismas’”.

Debido a las restricciones sanitarias que las Comunidades Autónomas han impuesto para las fiestas navideñas, muchas familias no han podido reunirse. Por ello, una postal navideña es una manera de mostrar afecto más cálida y personal que un mensaje de WhatsApp y, del mismo modo, se trata de un vestigio del pasado que nos retrotrae a años más felices. Tal y como dice Laura, aún es pronto para saber si, el año que viene, volverán a cambiarse los ‘crismas’ por las llamadas. Lo que es seguro es que todos querremos cambiar la distancia por abrazos.