Unas malas Navidades para la familia Straw
Un joven se puso a hablar con una chica en un pub de Londres. Ella le pidió que le vendiese hachís con un objetivo muy claro: anunciar que el hijo de Jack Straw, ministro del Interior del reino, le había vendido drogas ilegales. Claro, ella era periodista
Unas malas Navidades para la familia Straw
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Como ministro del Interior, una de tus obligaciones es perseguir la criminalidad. Esto incluye, evidentemente, el tráfico de drogas que el estado no considera que deban ser legales. A finales de diciembre de 1997, un joven de 17 años se puso a hablar con una chica mayor que él en un pub del sur de Londres. Al cabo de un rato, ella lo convenció para que le vendiese un poco de hachís. Lo que no sabía el chico es que su clienta era una periodista. Y no es que estuviese investigando el mundo de las drogas en general. Estaba buscando un titular muy concreto: que el hijo de Jack Straw, ministro del Interior del reino, le había vendido drogas ilegales.
El periódico para el que trabajaba la periodista, el Daily Mail, avisó al ministerio de lo que iban a publicar. El ministro, enfurecido, mandó a su hijo a la comisaría más cercana, con instrucciones a los policías de que no le dieran ningún trato especial. En un principio, ni su nombre ni el de su hijo salieron en la noticia, por ser este un menor. Pero no tardó en saberse su identidad. Al tratarse de una cantidad ínfima de droga, no hubo condena penal, pero sin duda hizo que la Navidad de 1997 fuese memorable en casa de los Straw. Por cierto, William, el hijo del ministro, es ahora un señor de 40 años que ha trabajado para causas de lo más nobles. Todos tenemos un pasado.