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Opinión

La emoción de Angela Merkel

Las evasivas, los tecnicismos, el lenguaje de madera... se han impuesto como idioma oficial de la política y por esa circunstancia termina teniendo un mismo tono monocorde la explicación de lo trascendente y de lo anecdótico

Madrid

Emociona la emoción de Angela Merkel, pero lo llamativo es que sorprendiera su temblor en la voz y su tristeza inocultable cuando daba cuenta de la altísima cifra de muertos por el coronavirus. Hablaba la frustración de la responsable, impotente ante la gravedad de los hechos, sí, pero con un punto de humanidad que no es frecuente en la escena pública.

La emoción de Angela Merkel

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Las evasivas, los tecnicismos, el lenguaje de madera... se han impuesto como idioma oficial de la política y por esa circunstancia termina teniendo un mismo tono monocorde la explicación de lo trascendente y de lo anecdótico. Como principal consecuencia de la letanía es que se hiela el efecto de cualquier comunicación. En el caso de la pandemia, por ejemplo, el recuento de infectados, hospitalizados y fallecidos ha adquirido un carácter administrativo y burocrático, lo que no facilita precisamente el mantenimiento de la alerta.

Uno de los rasgos más definitorios de nuestro tiempo es la crisis de confianza de los gobernados en sus gobernantes y esa desconfianza fruto de muchas y muy profundas razones la afianza la distancia que marcan las palabras vacías y los gestos de esfinge.

AL BORDE DE LAS LÁGRIMAS
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<p>El emotivo discurso de Merkel pidiendo un esfuerzo extra: "Puede ser la última Navidad con nuestros abuelos"</p>

Angela Merkel desprende una gran autoritas por sus cualidades políticas, que son del máximo nivel, pero también por iniciativas como la hospitalidad a los inmigrantes, en las que exhibió valor y capacidad de compasión. La dureza de la guerra política le dobló el brazo, pero había demostrado sensibilidad para colocar en el lugar de honor algo tampoco contable como los derechos humanos. Resulta esperanzador que en la disputa con Hungría y Polonia, en la que, entre otros asuntos muy contables y concretos, se libra una batalla de principios, sea Angela Merkel quien defienda los que cimentaron el sueño y el proyecto de la Unión Europea.

 
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