Frente al espejo
Es el reverso de nuestras metrópolis, la cruz de nuestra sociedad, que cuando lanza la moneda al aire sabe que nunca caerá del lado justo de estas vidas invisibles y anónimas. Las vidas que oscurecen nuestras conciencias y que ponen a nuestras administraciones frente a sus espejos, allí donde tampoco se miran
Barcelona
Para imaginarse la situación, nada mejor que la descripción. Zona emergente de Badalona, antes industrial hoy residencial, cerca del centro. Nave de 4 plantas abandonada hace 15 años. Los subsaharianos que pernoctaban en ella eran muchos y se dedicaban a la venta de chatarra. Su flujo era constante y podían pasar de decenas a centenares malviviendo en un local diáfano por haber desaparecido los tabiques y quedar sólo las paredes maestras. El propietario nunca denunció la ocupación y las administraciones nunca consiguieron resolver un doble problema: el de la ciudad miento sin ninguna garantía higiénico-sanitaria y el de la ilegalidad de sus vecinos algunos de ellos llegados en pateras y abandonados posteriormente a su suerte en cualquier ciudad española hasta alcanzar la Barcelona soñada que a su vez les expulsaba a su área de influencia.
Condición que permite entender que la mayoría de los habitantes del recinto, ante la amenaza del fuego, huyeran por el tejado antes y después de la ayuda de los bomberos y abandonaran también la zona sin dejar rastro ni dar señales de vida por miedo. "Antes muertos que volver a África", han gritado a algunos supervivientes. Y así ha sido tristemente para tres de sus compañeros de penuria. Balance provisional al que hay que añadir los heridos, algunos de gravedad. Pere Aragonés, presidente en funciones de la Generalitat, admitía a esta casa esta mañana que no sabe ni cuántas naves industriales abandonadas ni cuántos migrantes malviviendo en ellas puede haber a día de hoy en Cataluña, extrapolable a otras grandes urbes españolas y europeas. Es el reverso de nuestras metrópolis, la cruz de nuestra sociedad, que cuando lanza la moneda al aire sabe que nunca caerá del lado justo de estas vidas invisibles y anónimas. Las vidas que oscurecen nuestras conciencias y que ponen a nuestras administraciones frente a sus espejos, allí donde tampoco se miran.