El agua cotiza en Wall Street: "Estamos hablando de gestionar agua como si fuese petróleo"
Hablamos con Pedro Arrojo, relator especial de la ONU para los derechos humanos al agua y al saneamiento
El agua cotiza en Wall Street: "Estamos hablando de gestionar agua como si fuese petróleo"
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Madrid
El agua, la base de la vida en el planeta, comenzó a cotizar este lunes en el mercado de valores de Wall Street debido a que se trata de un bien escaso en muchas zonas del mundo. Como ya sucede con otros bienes, como el azúcar o el trigo, el agua empezará a fluctuar como un bien corriente.
Hoy hemos tenido en La Ventana a Pedro Arrojo, doctor en Física, profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, y desde el pasado mes de octubre, relator de la ONU en su calidad de experto en la economía del agua. Pedro se ha mostrado sorprendido de la noticia, y ha advertido del peligro que conlleva, porque supone una mercantilización de uno de los derechos humanos “al que mucha gente aún no tiene acceso”.
Para algunos expertos, que el agua comience a cotizar en bolsa puede ser un impulso que beneficie una gestión más moderada y exitosa de este tipo de recursos. Al darle un valor monetario se presupone que se buscará un mayor ahorro y eficiencia, como ya ocurre con los productos relacionados con la madera. Sin embargo, según Pedro Arrojo, el agua y la madera no son bienes comparables porque “el agua tiene un rango ético completamente distinto, dependiendo del lugar en el que se utilice”.
A diferencia de los mercados corrientes en los que se realizan transacciones inmediatamente, en el mercado de valores futuros estos intercambios de bienes se efectúan de cara al futuro. Se trata de mercados “típicamente especulativos”. Pedro advierte también del peligro de “dejar un bien esencial como el agua en las manos de las grandes finanzas que con su especulación contribuyeron a crear una crisis alimenticia después de la crisis económica del año 2008”.
Para tratar de ponerle freno a esta especulación, Pedro aboga por llamar a un debate en la ciudadanía, los gobiernos y los parlamentos para evitar que se incentiven espacios de especulación con “cuestiones que son básicas para la vida y que están vinculadas al espacio de los derechos humanos y ciudadanos que deben ser de acceso universal”.
Según Pedro, no es adecuado referirse al agua en términos puramente económicos porque afecta a cuestiones que tienen que ver la vida. No se debe poner los focos sobre los costes del agua porque no responde a “una lógica de oferta y demanda sino a una lógica de interés general”.