En primera fila de la historia: taquígrafas, estenotipistas y redactoras del diario de sesiones del Congreso
Ellas son testigos invisibles de la historia en primera fila. En silencio y con la más rigurosa imparcialidad, la escriben para nosotros a "velocidad parlamentaria"; entre 160 y 200 palabras por minuto
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En primera fila de la historia: taquígrafas, estenotipistas y redactoras del diario de sesiones del Congreso
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Madrid
Hemiciclo del Congreso de los Diputados. Faltan dos minutos para las nueve de la mañana. Dos ujieres observan los escaños. Sus señorías ocupan posiciones y agotan el tiempo de espera en saludos y conversaciones. Entra una redactora del Diario de Sesiones llevando entre las manos una máquina de estenotipia. Nadie la mira.
La redactora se dirige a su puesto, una mesa alumbrada por una lámpara, más decorativa que útil, en la parte baja del salón de sesiones. Tira de una silla que queda a la izquierda de la presidencia y se sienta de cara a la tribuna de oradores. Mira su reloj, quedan unos segundos. Se sube un poco las mangas y se ajusta la mascarilla. Nadie repara en ellas. “Estás como una estatua, es estupendo que no nos vean; a la vez, constantemente nos citan.” “Buenos días, señorías. Se reanuda la sesión”, dice Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados. Empieza a teclear.
En los primeros años del siglo XIX, un grupo de diputados, insatisfechos con las actas y resúmenes de las sesiones parlamentarias, exigieron una reproducción integra y fiel de todo lo que se decía y ocurría. Era el año 1810, en las Cortes de Cádiz nace el Diario de Sesiones. El sentido sigue siendo el mismo: que se publique de forma imparcial absolutamente
La primera mujer entra en la Segunda República
Hoy, año 2020, las 17 estenotipistas y taquígrafas de base, las 2 redactoras de comisión, las 12 redactoras de pleno y comisiones y las dos jefas del departamento del Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, siguen fieles al mismo espíritu: publicar de forma imparcial todo lo que se dice y sucede en los debates parlamentarios para el momento presente y para la historia.
“La primera mujer entró en la Segunda República”, cuenta Ana Rivero, jefa del servicio de redacción del diario, quien entró como taquígrafa en 1975, el Año Internacional de la Mujer. “Somos testigos de la historia”, añade recordando las primeras legislaturas, el 23-F, la pandemia, etc.
Por las medidas de prevención, ahora solo puede entrar una redactora. Carmen Fernández, redactora del Diario de Sesiones, relata cómo hace la unión con la redactora anterior y posterior para que todo cuadre. Las otras compañeras que deberían estar junto a ella en el Congreso siguen las sesiones a través del canal parlamentario. “Aunque lo esté siguiendo por el canal en directo, todo lo que no sea al micrófono no se puede distinguir aquí”, señala Carmen.
El diario recoge todo lo que sucede
“El Diario de Sesiones recoge todo lo que sucede, no sólo las intervenciones a micrófono”, explica Ana Isabel López. En caso de que se produzca algo fuera de lo habitual, taquígrafas y estenotipistas deben olvidarse del discurso del orador y dar fe de lo que ven y oyen de lo que sucede a su alrededor. Esas acotaciones van en “paréntesis y negrita”
A veces en los debates escuchan cosas “que no les gustan”, pero en el diario de Sesiones no aparece reflejada esa percepción subjetiva. Estenotipistas y taquígrafas tienen turnos de cinco minutos que suponen 40 de trabajo.
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Severino Donate
Llegó a la SER en 1989. Ahora hace reportajes.