Impasible el ademán
Tal vez, si se iniciara un repliegue autonómico que dejara intacta y distinguida a Cataluña, pudiera sonar la flauta de la concordia. Se trataría de restar a las demás autonomías, en aras de complacer a Cataluña.
Madrid
Uno de los aforismos de Jorge Wagensberg decía: si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta? Otro respondía a la cuestión de qué era antes si el huevo o la gallina, precisando que por supuesto era el huevo, pero no era de gallina. En nuestro caso, también podríamos inquirir cuál era la pregunta, teniendo en cuenta que la respuesta es suprimir el delito de sedición tipificado en el Código Penal. Empiezan a cundir las prisas, advertidos como estamos por Jaume Asens, presidente del Grupo Parlamentario de Unidas Podemos, que comparte en comandita el Gobierno con el PSOE, de que celebrar las elecciones catalanas el 14 de febrero, con normalidad, requiere antes terminar la anomalía de que haya independentistas presos cumpliendo condena. Habrá que indemnizarles en cuanto sean liberados, aunque se propongan reincidir: ho tornarem a fer. Pero sepamos que la insaciabilidad catalana persistirá mientras las competencias se transfieran por igual a todos. La pretensión indeclinable es la de ostentar algunas diferencias relevantes. Tal vez, si se iniciara un repliegue autonómico que dejara intacta y distinguida a Cataluña, pudiera sonar la flauta de la concordia. Se trataría de restar a las demás autonomías, en aras de complacer a Cataluña. Difícil intento.