Álex de la Iglesia: "No hemos terminado de asumir nuestra relación con la religión"
El cineasta dirige '30 Monedas' en HBO, una serie en la plasma todo su imaginario en la batalla definitiva entre el bien y el mal
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Madrid
El mal puede habitar en cualquier sitio. Nos lo hemos encontrado en una comunidad de vecinos, en las cuevas de Zugarramurdi o en las cloacas subterráneas de un bar de Madrid. Todos estos lugares han acogido algunas de las más escenas más icónicas de las películas de Álex de la Iglesia, y ahora el director elige Pedraza, un pueblo de Segovia, para librar la batalla definitiva entre el bien y el mal.
El cineasta estrena 30 Monedas en HBO, una serie coescrita con Jorge Guerricaechevarría en la que desarrolla todo un mundo de terror costumbrista alrededor de las piezas de plata por las que Judas traicionó a Jesucristo. Con ella, el cineasta vasco vuelve a reflexionar sobre uno de los grandes temas que recorre su obra: el mal. “El día a día no te permite estar pensando en el bien y el mal, la justicia o la verdad, pero el confinamiento y la pandemia nos han obligado a pensar cómo funciona nuestra vida y nos han hecho reflexionar sobre el dolor, la pérdida, de cómo funciona el mundo y replantearnos muchas cosas”, dice Álex de la Iglesia, cuyos estudios en Filosofía tienen mucho que ver en cómo refleja los temas en su obra.
El actor Eduard Fernández interpreta al padre Vergara, un cura muy poco común, exorcista de profesión, expresidiario y boxeador, que es el último eslabón de una gran representación de la Santa Sede que se desplegará a su alrededor. La religión está en todo momento en el centro del pueblo y sus habitantes, al igual que ha estado en un lugar destacado de la vida de Álex de la Iglesia, que estuvo a punto de estudiar Teología. “Siempre he considerado la religión como algo que me ha acompañado continuamente, para afirmarla o para negarla”, dice recordando que se confesó hasta los 12 años.
“Nuestra manera de ver el mundo depende esencialmente de la relación con la religión y con nuestro pasado, y eso es algo que no hemos terminado de asumir”, asegura el director, considerando que la idiosincrasia de nuestro país nos ha llevado a evolucionar a un ritmo diferente al resto. “Ha habido una serie de eventos históricos que han pasado oblicuamente por España, y eso es duro porque nos obliga a encontrarnos con un montón de ideas que casi están en los años cincuenta. La serie entronca con un pensamiento ancestral que no hemos conseguido asumir”, reflexiona el director.
Siete meses de rodaje en Pedraza y escenas rodadas en varios escenarios internacionales dan como resultado el proyecto más ambicioso del director de El día de la Bestia. Y aunque comparte muchos puntos en común con esta comedia satánica, aquí ha huido del humor. “La gente acostumbrada a mi cine puede pensar que hay una intención humorística pero no la hay, simplemente hay una intención simplemente de empatizar con los personajes, de que los entendamos”, asegura. “Si eres el alcalde y de una vaca sale un niño y no un ternero, pides que no lo suban a internet. Eso que puede parecer gracioso no es más que lo que pasaría realmente”, dice sobre una de las escenas que definen el primer capítulo.
Miguel Ángel Silvestre es el alcalde del pueblo, Macarena Gómez, su ambiciosa mujer, Megan Montaner, la veterinaria, y Manolo Solo, un cardenal con turbias intenciones. Pero, sin duda, otro de los personajes, uno de los más importantes, es el pueblo, y así lo ha querido plasmar el director. “Es un imago mundi, es una idea del lugar donde vivimos, con personajes arquetípicos que representan cómo funciona la mente de la gente. El pueblo en sí mismo genera una especie de coro trágico, un grupo de gente que está descubriendo hay cosas que no funcionan”, explica Álex de la Iglesia.
En Pedraza nos encontraremos con posesiones demoniacas, ouijas y zombis, pero obviando la mitología del director, podríamos establecer un paralelismo bastante cercano con la situación que estamos viviendo en la actualidad. “La necesidad de que haya un culpable es enorme, y eso no deja de ser algo absurdo que solo existe en la ficción, pero que es muy tranquilizador. Igual no existe culpable y los culpables somos todos”, dice el cineasta.