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Opinión

¿Tenemos un gobierno o dos?

En el Gobierno central las discrepancias se exhiben más impúdicamente cada día y no por descuido. El pulso se libra para que se vea y es pulso muy relevante porque afecta a la estrategia

Madrid

Todos los gobiernos de coalición son matrimonios de conveniencia. Ningún partido tiene vocación de casado. Muy al contrario, su sueño es alcanzar el poder en una soledad olímpica. Cuando se ve obligado a compartirlo, le crujen las cuadernas antes incluso de que aparezcan las tormentas. Por eso nadie espera que un gobierno de coalición sea un viaje idílico. Cada formación tiene su propia cultura interna y se mueve en orden cerrado de disciplina estricta, cultura y disciplina que pesan tanto como la ideología que en el actual imperio demoscópico a veces parece de goma elástica.

¿Tenemos un gobierno o dos?

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Lo que sí se espera de un gobierno de coalición lo que es exigible es que sea un gobierno. En varias comunidades autónomas se demuestra que es posible, pero no en el Gobierno central, donde las discrepancias se exhiben más impúdicamente cada día y no por descuido. El pulso se libra para que se vea y es pulso muy relevante porque afecta a la estrategia.

El último ejemplo, la maniobra triangular Podemos, Esquerra. Bildu partía del tema de los desahucios, pero era una iniciativa de Iglesias para cegar cualquier camino hacia Ciudadanos e imponer a Sánchez una política de hechos consumados. Es un episodio que no llega a gota que colma el vaso, pero que sí tiene algo de cartas boca arriba, velos y pudores fuera. Ya no se necesitan fuentes indirectas para saber que hay ministros que no se dirigen la palabra. La desconfianza que preside el Consejo desde el primer minuto se ha elevado de nivel de la peor manera. Los protagonistas hablan de ella abiertamente, sin pudores ni rodeos. Y como la desunión es contagiosa y ha alcanzado los partidos, la desunión del PSOE se ve y se oye con claridad. Las de Podemos se ve y se oye menos, pero también existe.

Estamos diciendo continuamente que la derecha tiene que resignarse a aguantar a este gobierno durante toda la legislatura. Así será. Es lo más probable, pero tal vez la mayor amenaza para este gobierno proceda del interior del mismo. Tal vez sea al propio gobierno al que se le vaya a hacer demasiado larga la legislatura. La izquierda siempre ha tenido un enorme talento para autolesionarse.

 
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