De Gaulle o la Francia que resistió

El 18 de junio de junio de 1940 el general Charles De Gaulle pronunció desde Londres, a través de la BBC, un histórico discurso en el que llamaba a los franceses para que continuaran la guerra contra la Alemania nazi y que no aceptarán la rendición ante Hitler que había decidido el Mariscal Petain. Fue el nacimiento de la Resistencia. La Francia libre y La Gran Bretaña continuaban su lucha contra el III Reich.

La película De Gaulle que ha dirigido Gabriel Le Bomin cuenta los meses previos a este llamamiento. De Gaulle tenía 50 años, acababa de ser ascendido a general de brigada y no se resignaba a ser derrotado por los alemanes. Como miembro del gobierno francés tuvo que viajar a Londres y pedir la ayuda del primer ministro británico Winston Churchill. Pero además de su actividad militar y política en la película vemos la parte más íntima de su vida en esos momentos. Su relación con su mujer Yvonne;con sus dos hijos mayores y, sobre todo, con su hija pequeña Anne que nació con Síndrome de Down.

El actor francés de origen irlandés Lambert Wilson fue el elegido para dar vida al General De Gaulle. A Lambert Wilson le vimos, por ejemplo, en De dioses y hombres. Además de su calidad como actor, Wilson tenía la suficiente estatura, De Gaulle media nada menos que 1’96, y podía dar la talla física del personaje. Otra de las características de De Gaulle era su voz, su perfecta dicción. Un francés claro y directo. Los discursos del líder de la Resistencia francesa llegaron a todos los rincones del país galo ocupado por los nazis gracias a la radio.

La actriz Isabel Carré interpreta a la mujer de De Gaulle, una esposa que también huye de Francia y se reúne con su marido en Londres. De Gaulle, la película, cuanta un periodo de la vida del creador de la Francia actual, la quinta República, que no se había visto hasta ahora nunca en los cines. Un film que muestra a un De Gaulle que decide romper con Petain y lanzarse, casi en solitario, a continuar la lucha.

Pero a pesar de los acontecimientos históricos que narra, la película resulta un poco acartonada, fría y le falta emoción. Esa emoción que debieron sentir millones de franceses que, como De Gaulle, no se resignaron a la derrota y mantuvieron viva la llama de la libertad.

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