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Opinión

El juego de las sillas

la colaboración inicial de Inés Arrimadas sirve de coartada al PSOE y de aviso a Unidas Podemos, que se las prometía muy felices de neutralizar a los naranja sin vetarles. Ahora empezará, pues, el juego de las sillas entre los avaladores iniciales para ver quién se queda hasta el final de la tramitación y arriba, mejor el ascua a su sardina

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Barcelona

Las cuentas para la España del año 21 han echado a andar. El Congreso ha tumbado las enmiendas a la totalidad de los presupuestos y si nada ni nadie lo impiden a finales de enero, Pedro Sánchez dispondrá del balón de oxígeno imprescindible para seguir en la Moncloa un año más y quién sabe si jugando bien sus cartas hasta el final de la legislatura.

El apoyo inicial de Esquerra Republicana y Bildu han sido imprescindibles para aspaviento y crítica del PP que ve perder España en su laberinto periférico. No debe ser tanto si al final Ciudadanos ha decidido sumarse y girar otros 180 grados a su posición del pasado martes para acabar los 360 que le sitúan en la vuelta completa al ruedo de sus contradicciones.

En cualquier caso, la colaboración inicial de Inés Arrimadas sirve de coartada al PSOE y de aviso a Unidas Podemos, que se las prometía muy felices de neutralizar a los naranja sin vetarles. Ahora empezará, pues, el juego de las sillas entre los avaladores iniciales para ver quién se queda hasta el final de la tramitación y arriba, mejor el ascua a su sardina.

Es lo que tendrá Ciudadanos para hacer valer su alejamiento de la derecha intransigente y regresar a otro de sus orígenes, el centro tantas veces olvidado. Y desde allí velar por una mirada liberal que recorte el exceso de izquierdismo del que, a su parecer, adolece el proyecto contable. Tampoco lo tendrá fácil porque su voluntad de alejar a republicanos, independentistas, vascos y catalanes tendrá enfrente la necesidad de éstos de hacer lo mismo con ellos.

Sólo que si recuperamos la fotografía de los apoyos a la investidura, allí Arrimadas no estaba. Y Esquerra sí, el gobierno quiere ayudar a los de Rufian a ganar las elecciones de febrero al Parlament de Catalunya. Claro que para que esto pase han de mejorar muchísimo su mala imagen actual, provocada por su errática gestión de la pandemia y denunciada por sus propios socios en la Generalitat, que más que gobernarla, se la disputan.

 
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