El coronavirus y sus recelos

Madrid

La ciencia ha venido hoy en nuestra ayuda. Después de tantas semanas exigiéndole soluciones antes de tiempo y perdiendo la paciencia que ella nunca puede dejar de lado, el anuncio de la farmacéutica Pfizer ha cambiado muchos estados de ánimo hasta ahora apagados. A la alegría contagiada a las bolsas le falta la reconfirmación oficial de su publicación en alguna revista de referencia y la posterior logística que permita distribuir los mil millones de dosis el próximo año. Así lo anunciaba el consejero delegado de la farmacéutica a la CNN esta madrugada. Añadámosle el entusiasmo complementario facilitado por el profesor John Bell, de la Universidad de Oxford, asegurando que, gracias también a otros dos o tres fármacos más, es probable que la normalidad regrese en Semana Santa, más o menos un año después de haberla perdido. Si esa normalidad será la de entonces o la nueva, impuesta por el coronavirus y sus recelos, está por ver.

Por lo que la política se refiere, parece lo segundo: que prefiere recuperar el tiempo perdido, regresando a sus nostalgias, si es que algún día las abandonó. Lo demuestra Inés Arrimadas, dando un giro a su disposición de apoyar al Gobierno a causa de la crisis y volviendo a las andadas fundacionales de Ciudadanos. El bloqueo por ley de la inmersión lingüística en Cataluña recupera su sarpullido: o se borra del texto de educación o no hay apoyo a los presupuestos. Ella dirá que no es eso, ya lo sabemos, sino que es la defensa de la lengua española en Cataluña para que no desaparezca de las escuelas. Nunca lo ha hecho. Tampoco de sus calles ni de sus casas, donde es fuertemente dominante. En cambio, sí que ha desaparecido, por ejemplo, en los colegios monolingües de Madrid, allí donde toda la formación es en inglés. Y no se escucha a nadie levantar la voz, ni siquiera en la Comunidad o el Ayuntamiento, en los que Ciudadanos gobierna. Cómo se nota que las elecciones catalanas están ya a la vuelta de la esquina.