Plebiscito Trump
El principal servicio que esperamos de Biden es que nos quite de encima a Trump
Madrid
Ocurre algo extraordinario. Muchos ciudadanos de todo el mundo deseamos fervientemente que llegue a la Presidencia de los Estados Unidos un hombre que no nos produce ni frío ni calor. Es la paradoja de unas elecciones que son, sobre todo, un plebiscito en torno a Donald Trump. Es triste, seguramente injusto, limitar así las expectativas de un político. Pero lo cierto es que el principal servicio que esperamos de Biden es que nos quite de encima a Trump. Un personaje altamente peligroso que, si deja la Casa Blanca, es capaz de hacerlo emponzoñado la vida de su país de la forma más indigna, cuestionando la limpieza del resultado.
Ahora bien, aunque se fuera Trump, ¿se iría el trumpismo? La duda se justifica no sólo por la cicuta que le ha sembrado y que ahí quedaría; muchos son los que siempre creyeron que Trump era sobre todo un síntoma, la manifestación exterior de un pensamiento que ya había superado su fase inicial y que buscaba en quién encarnarse. Una corriente en marcha que recogía los descontentos derivados de la globalización y del declive del liderazgo de los Estados Unidos y que avivaba el fuego de los viejos incendios nunca extinguidos. El racismo, la xenofobia...
A Donald Trump le trajo esa ola, él la convirtió en huracán, pero su eventual marcha no eliminaría la ola. Seguiría. Y ahora, consciente de su fuerza. Mientras esperamos resultados y especulamos sobre las repercusiones de lo que pueda suceder, proyecto mi foco sobre la figura de Joe Biden, político curtido en mil batallas, vicepresidente con Obama durante ocho años, senador durante treinta y cinco, que dentro de unas horas puede ser el hombre más poderoso del planeta y ahora parece el monaguillo de la misa, un actor secundario. Humillantemente secundario, añadiría, pues hasta en su propio partido juguetean con la hipótesis de que si gana, no llegue a culminar su mandato y eso lance a quien valoran de verdad, a Kamala Harris.
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No sé lo que vaivenes ni lo que puede llegar a hacer si alcanza la Presidencia. Pero en estos momentos representa algo que cotiza poco en el mercado de valores y que, sin embargo, de la máxima importancia la dignidad del Estado y el respeto por las instituciones que Donald Trump ha atropellado. Sería bueno que Joe Biden ganara, pero sobre todo sería malísimo que perdiera.