La basura a nuestra imagen y semejanza
Juan José Millás recorre un desguace de coches buscando una explicación a la sociedad del desperdicio en la que vivimos.
Madrid
Corazón, pulmón y estómago. No me digas que no es una belleza… Si por Juanjo fuera nos hubiéramos llevado ese motor de coche para decorar el salón de mi casa. Lo miro una y otra vez y admito cierta semejanza con el cuerpo humano, más por su finalidad que por su estética. Aunque esos tubos parecen un intestino y ese manguito tiene pinta de aorta. “Que sí. Tendemos a hacer las cosas a nuestra imagen, como si fuéramos Dios”. Acepto el antropomorfismo, pero es feo. “La belleza está en la utilidad. Un tornillo no es bello por cómo es sino por lo que sirve. Como un adjetivo en un texto ¿Un mecánico pondría un tornillo de adorno? Pues tú tampoco pongas un adjetivo que sobra. Si el texto es económico y funcional como efecto secundario es bello ¿Estamos?” Estamos.
Una vez testados todos los órganos que podemos encontrar en la nave salimos a campo abierto. A una especie de camposanto, de cementerio donde todos los coches se alinean por marcas con los capós abiertos como si fueran bocas enormes por las que se les salen las vísceras. Cualquiera puede venir a estos sitios con su caja de herramientas y llevarse la pieza que necesite: un retrovisor, una junta de culata, un volante, un radiador. Sin destornillador a mano, nos limitamos a curiosear dentro del habitáculo. Encontramos un cd pirata, una bolsa de patatas y un polvorón. La imaginación nos lleva a elucubrar sobre quién iría en ese coche, qué pasó, por qué se quedaron allí esos objetos. Hubo un tiempo en el que alguien fue a comprarlo a un concesionario con la ilusión de lo nuevo. Olería a cuero, pediría un crédito, harían viajes inolvidables… Y míralo ahora. “Una adquisición cara que rápidamente pierde valor. Cuando mayor es la aceleración mercantil mayor es el despilfarro” Luis Enrique Alonso es Catedrático de Sociología en la UAM y ante la imagen que le describo enseguida le viene una imagen a la cabeza: “trozos de vida coagulados”.
La sociedad del desperdicio y la economía de la miseria
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Vamos pisando cristales y observando a varias personas, todas marroquíes, como llenan bolsas de piezas. “Luego las envían a su país, donde el parque móvil es muy viejo y las necesitan” Nos cuenta un vigilante de seguridad. “Fuera esperan más personas que ofrecen sus servicios de mecánico para cambiarte allí mismo el repuesto”. Según Alonso, es un claro ejemplo de la economía de la miseria. Encontramos la desigualdad social hasta en la basura.
Llegamos a la compactadora. Un camión enorme que va cogiendo los coches que ya no dan más de sí y aprisionándolos en sus fauces, en menos de un minuto, los escupe convertidos en cubitos cubistas. ¿A dónde irán? En ese momento aparece revoloteando una manta térmica, de esas que se utilizan en los accidentes para cubrir a las víctimas. Rueda, sube y baja, ligera, brillante, arrugada, solitaria, escalofriante… (Veo a Juanjo tachándome adjetivos)
Paqui Ramos
Casi siempre en la radio. Siempre en la SER. Trabajando con Javier del Pino y yendo a sitios con Juanjo...