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'El juicio de los 7 de Chicago': Sorkin denuncia la represión de las protestas

Netflix estrena la película de creador de 'El Ala Oeste de la Casa Blanca', un drama y thriller judicial sobre la división de la izquierda para el cambio político y la represión de las manifestaciones

El cine español propone un oscuro thriller con Mario Casas en 'No matarás' y 'Ane', drama sobre un conflicto materno filial con trasfondo social

Y además, de Polonia llega 'Corpus Christi', la historia de un joven convicto convertido en predicador

El Cine en la SER: Aaron Sorkin llama a la revolución en las calles con 'El juicio de los 7 de Chicago' (16/10/2020)

El Cine en la SER: Aaron Sorkin llama a la revolución en las calles con 'El juicio de los 7 de Chicago' (16/10/2020)

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Madrid

Aaron Sorkin retrata la división de la izquierda en ‘El juicio de los 7 de Chicago’, un drama político sobre los caminos de la revolución. En el cine español es el año de Mario Casas, el actor protagoniza ‘No matarás’, un descenso a los infiernos que dirige David Victori. Y también se estrena ‘Ane’, ópera prima de David Pérez Sañudo, una historia maternofilial y social de Euskadi con Patricia López Arnáiz. El cine de autor propone ‘Corpus Christi’, la película polaca nominada al Óscar sobre un joven convicto que se mete a cura. En cine clásico, celebramos el 25 aniversario del estreno de El día de la bestia, la película que consagró a Álex de la Iglesia. Y en televisión, Rodrigo Sorogoyen firma una de las grandes series del año, Antidisturbios.

El Cine en la SER: Aaron Sorkin llama a la revolución en las calles con 'El juicio de los 7 de Chicago' (16/10/2020)

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El juicio de los 7 de Chicago (Aaron Sorkin)

Hollywood está en campaña electoral. Estados Unidos se juega mucho el próximo noviembre con las elecciones presidenciales y la mayor parte de la industria echa el resto antes de la campaña electoral. Si hay un creador progresista en Hollywood capaz de unir las críticas al partido demócrata, con la demostración de cómo debe ser la política, es Aaron Sorkin. Mostró el fracaso de los demócratas en la serie The Newsroom, pero antes ya había dejado claro que otra política es posible, en El Ala Oeste de la Casa Blanca.

En cine, Sorkin también ha tratado de mostrar la decadencia de un sistema y de un país. De eso iba también La Red social, película de David Fincher de la que Sorkin firmaba el guion. En El juicio de los 7 de Chicago, película que escribe y dirige lo que muestra es la división de la izquierda y la traición e inacción de la izquierda más moderada. Algo así como una izquierdita cobarde.

"Empiezo con un hecho histórico, pero a partir de ahí tienes que tomar decisiones. Estamos contando una historia y tienes que tomar decisiones sobre intenciones, obstáculos que se encuentran. Si coges a diez guionistas distintos y los pones a escribir una película sobre este caso, tendrías diez piezas completamente diferentes. Podría haber sido más cínica, con otro tono...", explica Sorkin en un encuentro con los medios, entre ellos la Cadena SER. El tono al que se refiere es el mezclar varios relatos durante el juicio. Multiperspectiva, cambios temporales. Planos cortos, rápidos, guiones incisivos, divertidos, inolvidables y actores en estado de gracia. Esa es la decisión del director que escribió esta historia en 2007 para Spielberg y, por suerte, la ha llevado él a la gran pantalla.

El juicio de los 7 de Chicago va y viene entre ese juicio a siete chavales de varios colectivos de izquierdas que protestaban contra la Guerra de Vietnam frente a la Convención Demócrata celebrada en Chicago. Una juventud que veía cómo sus amigos y familiares morían en Vietnam o asesinados en las calles de su país. Martin Luther King o Kennedy habían sido eliminados de un país que se revolvía en su conservadurismo y racismo. La caza de brujas emergía de nuevo y eso fue el motivo para esa pantomima de juicio que Sorkin recrea con tono teatral, casi shakespeariano.

"Es el Shakespeare moderno. Por eso todos queremos decir un guion suyo. Está claro que esta es una pieza en tres dimensiones y como actor da mucha seguridad estar con alguien tan brillante", reconocía Sacha Baron Cohen, que es uno de los protagonistas de esta cinta. Interpreta a Abbie Hoffman, un judío hippie y activista por los derechos humanos sobre el que el actor ya había hecho una tesis en su época universitaria.

Sorkin, culto y amante de la literatura, no solo bebe de Shakespeare, también de Cervantes. De ahí la frase en la película de "que vas a conquistar a España". Y de ahí la dicotomía entre dos de los protagonistas. Porque si el personaje de Sacha Baron Cohen es el Quijote de esta historia, el Sancho Panza es el que interpreta Eddie Redmayne. El actor británico interpreta al niño bueno, que no quiere romper nada y que cree que el propio sistema cambiará solo. La moderación. Mark Ryalnace, en el papel de abogado defensor de los muchachos, Jeremy Strong en el papel de un hippy con ingenio y Frank Langella en el del juez, o Joseph Gordon Levitt haciendo de acusación particular, la que pagó el Partido Republicano de Nixon, en el poder cuando se celebró el juicio.

Las manifestaciones del Black Lives Matter, el racismo de las instituciones, la violencia policial en Estados Unidos o en las manifestaciones de cualquier otro país, Chile, España... resurgen en la mente del espectador cuando la película recrea las cargas policiales que tuvieron lugar en la época y que sirvieron para condenar a estos activistas por conspiración contra el gobierno. Un gobierno que mandó la policía para acallar las protestas que denunciaban la inoperancia y la violencia del ejército fuera y dentro de su territorio. "El coraje de esta gente que retratamos en la película no es una fanfarronería. Ellos creen en la revolución. El personaje de Sacha Baron Cohen dice que el precio de la revolución es su vida. Cuando han militarizado las calles, ya hay una confrontación", añade el director. El dilema de quién ejerce la violencia en una manifestación, si los manifestantes o los policías, y la demonización de la protesta es uno de los debates que ha acompañado a la izquierda desde décadas y que emergen de este drama judicial.

No matarás (David Victori)

 La segunda película de David Victori es un oscuro thriller que nace de la inquietud de qué pasaría si un día asesinara a alguien. Ese fue el punto de partida creativo para esta historia que protagoniza Mario Casas como un joven buenachón, a cargo de su padre dependiente hasta que fallece, que desciende a los infiernos en una noche arrastrado por una misteriosa chica. Violencia y muerte en un juego con el espectador donde el actor suma otra papel que confirma su madurez interpretativa. Una propuesta sensorial con pulso y fuerza visual.

Ane (David Pérez Sañudo)

Y más cine español, la ópera prima de David Pérez Sañudo, ‘Ane’, basada en el corto que el director vasco lanzó en 2008. Un drama íntimo y político ambientado en 2009 en Euskadi, en los años previos al cese de la violencia de ETA y entre las protestas por el tren de alta velocidad y las expropiaciones que conlleva la obra. En ese marco sitúa la historia de una madre y la búsqueda de su hija, una búsqueda en la que aflorará la distancia y la incomunicación entre ambas. Un debut prometedor, en lo visual y en lo narrativo, con una extraordinaria interpretación de Patricia López Arnáiz.

Corpus Christi (Jan Komasa)

Entre Parásitos y Dolor y gloria, en la pasada edición de los Óscar se coló una producción polaca como aspirante a Mejor Película Internacional. Un vigoroso y conmovedor drama titulado Corpus Christi. En su tercer largometraje, el director Jan Komasa narra la historia de un chaval internado en un reformatorio que busca en la religión su salvación. A partir de esta idea recurrente, la de que los tormentos y delitos del pasado solo encuentran consuelo en la fe, arma el relato de un joven impostor que quiere ser sacerdote a toda costa.

Inspirada en un caso real, el de un joven de 19 años que, sin titulación ni permisos, ofició bodas, bautizos y funerales durante tres meses, el guionista reviste la historia con el pasado problemático del protagonista, los antecedentes pensases impiden ejercer de cura, y un estudio social del pequeño pueblo al que llega. Todo el peso de la cinta recae en la portentosa interpretación del joven actor Bartosz Bielenia. Curtido en en teatro independiente, su mirada penetrante y transparente revela las luchas internas que habitan en su mente, entre la paz espiritual y la ferocidad de sus impulsos.

Komasa aprovecha este viaje personal para exponer la influencia de la religión en la Polonia rural y y la decadencia de una estructura eclesiástica envejecida, anquilosada e incapaz de renovar la iglesia frente a este predicador por accidente que no sigue los dogmas oficiales e imparte pasionales sermones que cautivan y cambian a unos vecinos marcados por el odio tras una tragedia, el accidente de tráfico en el que murieron seis jóvenes.

En este retrato también se lee un mensaje más universal, la falta de líderes sociales y espirituales en un mundo que pierde el sentido de comunidad. Hay ecos del espacio que dibujó Lars von Trier en Rompiendo las olas, pero sobre todo de El Hijo, el drama social de los hermanos Dardenne sobre un joven condenado por homicidio y la estigmatización que sufre el resto de su vida

Con una mirada igual de cruda pero más estilizada, el realizador polaco combina la oscuridad y violencia del centro de internamiento con la luminosidad de las proclamas religiosas, un contraste apoyado en el excelente trabajo de fotografía. Corpus Christi se constituye como una obra mayúscula sobre la redención, el perdón y la culpa que expone cómo ni la indulgencia divina tolera la reinserción.

Vitalina Varela (Pedro Costa)

El cine de Pedro Costa vive en los márgenes, en los suburbios de Lisboa donde se hacinan inmigrantes de las antiguas colonias portuguesas, y en el límite del artificio cinematográfico con su mirada poética a lo documental. Vitalina Varela surge de las conversaciones del director con esta imponente mujer a la que conoció en la búsqueda de localizaciones para su anterior trabajo, Caballo dinero. 

Una campesina de Cabo Verde que vivió un matrimonio a distancia. Dos veces vio a su marido en toda su vida, hasta la foto de su boda es en solitario, pero tres días después de su funeral, llega a Lisboa para reconstruir su propia historia a partir del duelo y las cenizas de un amor que nunca fue. En la soledad de una chavola mugrienta Costa compone una obra pictórica gracias al trabajo de iluminación, un fresco neorrealista, de silencios y miradas, con la fuerza expresiva del claroscuro de Caravaggio y Rembrandt.

Las hijas de Reich (Anddy Goddard)

En los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial existía en la costa sur inglesa una escuela a la que acudían las hijas y ahijadas de los altos mandos nazis en un intento de llevar a cabo una alianza entre Inglaterra y Alemania. Un lugar donde las jóvenes no solo realizaban sus estudios, sino que aprendían a representar el ideal de la mujer alemana.

Thomas Miller es un profesor de inglés que llega en el verano de 1939 a la escuela para ocupar una vacante después de que el anterior en su cargo desapareciera en misteriosas circunstancias. Así comienza este film dirigido por Andy Goddard que huye de las típicas historias que suelen contarse sobre las guerras mundiales y que se centra, además de en la trama de espionaje, en una premisa: las personas pueden ser buenas y malas.

La galardonada Judi Dench interpreta a la directora del centro, un personaje esencial que otorga importancia al lugar donde transcurre la acción. Bajo su atenta mirada se avivarán las tensiones entre ambos países dejando, como verdaderas víctimas, al inocente grupo de chicas del colegio.

Completan el reparto principal Carla Juri, a quien hemos visto anteriormente en ‘Blade Runner 2049’ o ‘Walking to Paris’ y el humorista y actor británico Eddie Izzard, ambos profesores con muchos secretos a sus espaldas. De hecho, la película nació de la investigación realizada por el propio Izzard al descubrir que el escudo de la escuela se componía de una bandera inglesa y una esvástica. Tal mezcla llamó su atención, sobre todo por el hecho de que apenas nadie conociera la existencia de ese lugar tan peculiar, y se propuso llevar la historia a la gran pantalla.

Las hijas del Reich’ es un drama con apariencia de thriller que reflexiona sobre cómo la guerra y las ideologías políticas pueden imponerse hasta el punto de enfrentarnos con aquellos que tenemos más cerca y sobre cómo la educación debería estar separada de cualquier carácter político.

 
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