La salud, la economía y la justicia, en juego

Madrid

Mires hacia donde mires, esta mañana, es difícil encontrar alguna noticia que permita esbozar media sonrisa.

Está lo sanitario, con la pandemia disparada y con Díaz Ayuso llamando autoritario a Pedro Sánchez por adoptar las medidas que se están adoptando en toda España y en toda Europa y que la presidenta madrileña se niega a adoptar.

Está lo judicial, con el Gobierno reformando las reglas para la renovación del Consejo general del Poder Judicial, ante el bloqueo presistente y anticonstitucional del Partido Popular.

Está lo económico, con el FMI poniéndole cifras al desastre.

Sobrevolando todo esto, la bronca política, el ruido ensordecedor de los ataques y contrataques que hoy volveremos a escuchar, seguro, en la sesión de control al Gobierno, dentro de una hora.

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Dice el FMI que la economia española será la que sufra una mayor caida este año y que la tasa de paro no volverá a los niveles previos a la pandemia hasta 2026. Estamos en 2020, todo un lustro perdido para el empleo.

Esta es la fotografía económica de este país que mandamos al mundo y que nos convierte en un país poco atractivo. De esto deberían estar hablando hoy en el Congreso de los Diputados, de lo que estos datos suponen para la llegada de las ayudas europeas o de la llegada de nuevas inversiones cuando el temporal amaine.

Deberían estar hablando también de como llegar a consensos y acuerdos para que la justicia no siga siendo el eterno campo de batalla político para la lucha por el control de lo que debería ser independiente. De esto deberían estar hablando, ya no solo en el pleno, en los despachos, en los pasillos.

Todos aquellos que tienen hoy alguna responsabilidad política, igual si están en el Gobierno como si están en la oposición deberían estar centrados en lo realmente importante, en la búsqueda de acuerdos para reformar la Sanidad, para mejorar la situación economica, para que la reforma del poder judicial se haga según estipula la Constitución, para que nadie desconfie de nadie.

Es desolador ver cómo se derrochan las energías en debates estériles que solo sirven para arengar cada uno a los suyos. Lo que está en juego es algo tan importante como la salud, la economía y la justicia, tres pilares que si fallan nos van a convertir en un país irrelevante.