Anteponer la salvaguarda de la salud
En esa línea de inconsciencia se inscriben algunas contestaciones de las autoridades en distintas escalas, que vienen a demostrar su cerrilismo sin entender que es mejor que los demás se salgan con la nuestra.
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Madrid
Cuando se desencadena la galerna, que ahora llaman ciclogénesis explosiva, es buena ocasión de clamar que cada palo aguante su vela y de dar el aviso pertinente a los barcos pesqueros y navegación de cabotaje. Del mismo modo, cuando sube la bilirrubina, se declara la pandemia y crecen los contagios dibujando una curva cuya pendiente se empina, los titulares del poder político, únicos con capacidad de dictar medidas de obligado cumplimiento, deben anteponer la salvaguarda de la salud de los ciudadanos a cualquier otra pretensión de lucro electoral o de ventaja política.
Recordemos el aviso "Jaimito que el barco se hunde" y su respuesta, propia de un inconsciente, "y a mí qué, si el barco no es mío". En esa línea de inconsciencia se inscriben algunas contestaciones de las autoridades en distintas escalas, que vienen a demostrar su cerrilismo sin entender que es mejor que los demás se salgan con la nuestra. Arriba del todo, el Gobierno deserta de su responsabilidad y utiliza al Grupo Parlamentario como si fuera su servicio doméstico, para que registre una proposición de ley al objeto de cambiar las mayorías exigidas en la elección de doce de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Era difícil, pero han cantado bingo, consiguiendo la unanimidad en contra. Seguro que la portavoz socialista, Adriana Lastra, encuentra la llave, invierte la situación y se lleva el gato al agua.
