¿Aprenderán alguna vez?
Eliminada la recepción que los reyes ofrecen ese día, quedaron también abolidos los encuentros, los corrillos casuales o provocados por los periodistas y los comentarios subsiguientes
Madrid
Al final Aimar solo hay dos liturgias. La eclesiática y la castrense. A esta segunda se atuvo la celebración de la Fiesta Nacional en la Plaza de la Armería; vigente el estado de alarma impuesto desde el pasado viernes por el Gobierno Sánchez en Madrid y otras poblaciones de la región, el programa hubo de cumplir las limitaciones de movilidad y de distancia social mínima en el espacio público.
Eliminada la recepción que los reyes ofrecen ese día, quedaron también abolidos los encuentros, los corrillos casuales o provocados por los periodistas y los comentarios subsiguientes. Sólo cabe ponderar la instrucción, adiestramiento y marcialidad de las unidades y el déficit indumentario del vicepresidente segundo, Pablo Manuel Iglesias, y del ministro Alberto Garzón, quienes mientras las tropas donde se alista la gente iban perfectamente uniformadas, se presentaron sin corbata.
El suyo no fue un acto de proximidad al pueblo, sino de distancia la que dispensan los de arriba, instalados en la superioridad de la casta a los de abajo, sometidos a la obediencia. ¿Aprenderán alguna vez? Porque, si defender al rey fabrica republicanos , atacarle empieza a sacar monárquicos impensables. Veremos.
