Un nuevo escándalo de corrupción sacude el Vaticano: el caso de Angelo Becciu y su "sobrina"
El presunto caso de malversación de los fondos del Óbolo de San Pedro por parte del excardenal supone el sétimo caso de corrupción en la Santa Sede en lo que va de año
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Un nuevo escándalo de corrupción sacude el Vaticano: el caso de Angelo Becciu y su "sobrina"
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Madrid
Un nuevo caso de corrupción en el Vaticano hace temblar, una vez más, los cimientos de la Santa Sede. Hace dos semanas el Papa Francisco despojó a Angelo Becciu de sus derechos al cardenalato, así como de su cargo de prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Becciu, quien anteriormente había ocupado el puesto de “número dos” de la Secretaría de Estado del Vaticano, sufre así la mayor penitencia que un cardenal puede sufrir por parte del sumo pontífice, que desde el inicio de su mandato ha asegurado tener tolerancia cero con este tipo de prácticas. Supuestamente, el excardenal habría cometido malversación de los fondos del Óbolo de San Pedro, el depósito de donaciones del Vaticano destinado a obras de caridad.
Las primeras acusaciones situaban a Becciu en el centro de un caso de nepotismo, pues habría desviado hasta 100 mil euros de las arcas vaticanas a los bolsillos de dos de sus hermanos. Parte de este dinero habría ido a parar a la cooperativa Spes, que colabora con Cáritas y que está, casualmente, regentada por su hermano Tonino. El resto habría sido destinado a la remodelación de la casa de otro de sus hermanos en Cuba. Además, la fiscalía vaticana abrió poco después una investigación por la compra por parte de Becciu de un inmueble en Londres valorado en 200 millones de euros, presuntamente abonados con los fondos de la Santa Sede. Y, por si esto fuese poco, el abogado de George Pell, el cardenal australiano investigado por delitos de índole sexual (crimen del que fue absuelto) ha acusado a Becciu de sobornar a testigos de la investigación para que declarasen en contra de Pell. Crimen para el que habría empleado hasta 70 mil euros.
En los últimos días, la historia ha dado un nuevo giro rocambolesco que ha convertido la tormenta en seísmo. Un nuevo nombre ha entrado en escena: Cecilia Marogna. Cecilia es responsable de una agencia humanitaria que realiza diversas actividades en Asia y Oriente Medio. Se define a sí misma como “experta en seguridad en el mundo árabe”, estaba íntimamente ligada a los servicios de inteligencia del Vaticano, y se presentaba en la Santa Sede como “sobrina” del excardenal. Según las investigaciones del Tribunal eclesiástico que lleva el caso, Becciu habría retirado la cantidad de 500 mil euros del Óbolo de San Pedro para dárselos a Marogna, que iba a usarlos en sus misiones humanitarias Sin embargo, lejos de darle ese uso, la diplomática se habría gastado el dinero en artículos de lujo de marcas como Prada o Chanel.
Algo más que un caso aislado
El excardenal Becciu niega rotundamente las acusaciones. Sin embargo, Cecilia, por su parte, ha reconocido los hechos. En declaraciones a la radio-televisión pública eslovena, lo único que ha negado han sido los rumores de su relación sentimental con Becciu. Sin embargo, no niega el caso de corrupción, e incluso llega a justificarlo, alegando que no podía “declarar ese dinero en Roma”. Con estas declaraciones, Marogna estaría declarándose culpable de los delitos de fraude fiscal, malversación de fondos y falsedad documental.
Semejante concatenación de escándalos ha desatado la cólera del Papa Francisco, que ha fulminado a Becciu con un castigo, hasta ahora, reservado únicamente para los acusados de abusos sexuales. Sin embargo, la historia de Becciu no se trata, ni mucho menos, de un caso aislado. Tal y como nos ha contado Joan Soles, corresponsal de Cadena SER en Roma, en lo que va de año siete altos cargos del Vaticano, tanto laicos como eclesiásticos, han sido acusados de algún caso de corrupción. Tres de ellos procesados, otros tres investigados, y uno encarcelado.