Cuente, señor Aznar, cuente
Mal debe estar el PP del pimpollo Casado cuando el mismísimo José María Aznar tiene que salir en público a sentar doctrina
Madrid
Mal debe estar el PP del pimpollo Casado cuando el mismísimo José María Aznar tiene que salir en público a sentar doctrina, que parece que los chicos -y chicas- de su partido andan mareados como derviches dando vueltas sin sentido.
¿Cree el presidente de FAES que su palabra le importa a la opinión pública? Cero. Nada. Olvidado está y olvidado estará. Otra cosa sería que cambiara de chip. Porque no me digan que no les gustaría saber cómo generó la política de crispación de los años noventa, la misma que hoy tratan de reeditar sus monaguillos. O cómo fue que regaló una por una las grandes empresas del país a sus amigos de pupitre y tortitas con nata, como Telefónica a Villalonga, Cajamadrid a Blesa, Argentaria a Paco González. O cómo creció Gürtel a la sombra de su Ley del suelo. Y que aclarara sus aquelarres con Bush o que por fin reconociera, casi veinte años después, que nos mintió vilmente a todos los españoles en el 11-M.
Cuente, Aznar, cuente, que estas vergüenzas sí nos interesan.