¿Se puede ser feliz en una pandemia mundial?
Este fin de semana la Cadena SER organiza un nuevo Congreso del Bienestar, cuyo tema será "La Felicidad y la Nueva Realidad: un enfoque cultural y social"

¿Se puede ser feliz en una pandemia mundial?
23:10
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
El próximo fin de semana, la Cadena SER presenta un nuevo Congreso del Bienestar, que se celebrará en el Palacio de Congresos de Cádiz. El tema del mismo será "La Felicidad y la Nueva Realidad: un enfoque cultural y social". Mediante varias conferencias de todo tipo de ponentes como El Gran Wyoming, Juan José Millas o Martín Caparrós, se discutirá la manera en que la pandemia del coronavirus ha introducido en nuestra sociedad profundos cambios culturales, tecnológicos y humanos; y cómo estos han alterado nuestra forma de socializarnos, nuestras costumbres y nuestro estado de ánimo, sumiéndonos en eso a lo que llamamos “nueva normalidad”.
Como no podía ser de otra manera, un análisis multidisciplinar de esta cuestión tenía que contar con la filosofía entre sus enfoques. Por ello, hemos invitado a La Ventana a dos de los conferenciantes que tomarán la palabra en el congreso: Ana Carrasco, profesora de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y colaboradora de ‘Hoy por Hoy’; y Daniel Innerarity, catedrático de filosofía política y social en la Universidad del País Vasco, y autor del reciente libro “Pandemocracia. Una Filosofía de la Crisis del Coronavirus”. Ana y Daniel nos han adelantado alguno de los contenidos que se tratarán en sus ponencias, y nos han ofrecido su análisis sobre problemáticas sociales de tan alto calibre, imposibles de comprender sin la ayuda de la filosofía.
Para Ana, a quien el concepto de “nueva normalidad” no acaba de convencer, la crisis del coronavirus nos puede ayudar “a pararnos y reflexionar, para no dejarnos llevar por inercias”. Porque ante la incertidumbre de los días que vivimos, “eso nos puede ayudar a tener alguna certeza”. Según la impresión de Daniel, la pandemia ha exigido de la sociedad “un esfuerzo colectivo involuntario”, que puede haber salido mejor o peor, pero que ha puesto a prueba nuestra “capacidad para generar una respuesta grupal”.
En lo concerniente al seísmo político que esta crisis ha provocado en varios países del mundo, en palabras de Ana, se han puesto de relieve varias situaciones que estaban ocultas, como que “la democracia está corrompida y rellenada por otros contenidos, lo que ha revelado profundos problemas estructurales, como la fomentación del individualismo, o la peligrosa tendencia al totalitarismo que puede tener la exaltación de una nostalgia colectiva”. Un sentimiento, la nostalgia, al que describe como “trufado de veneno”.
Sobre la posibilidad de lograr ser felices en medio de una situación tan incierta, confusa y terrorífica como una pandemia mundial, ambos filósofos coinciden en la vieja problemática que supone definir de forma concisa y acertada el concepto de “felicidad”. Sí señalan que esta crisis puede ayudarnos a aceptar el hecho de que la base de ser feliz puede ser aprender a “hacer lo que se puede con lo que hay”, mediante el “liberador” proceso de “aceptar nuestras limitaciones, y asumir que construimos un proyecto de futuro en medio de la nada”, el cual puede desmoronarse en cualquier momento.