El dedo que señalaba a la luna

Madrid

Dos meses antes de abandonar el Banco de España, año 2012, su todavía gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, dictaba la conferencia La nueva realidad del sistema bancario español y en ella dijo "Si antes de la crisis de 2008 alguien hubiera dicho que todas las cajas de ahorro españolas se iban a convertir en bancos, no se le habría tomado en serio y se le habría acusado de pretender acabar con una de las instituciones con mayor abolengo y queridas por los españoles". Era la medalla que se auto concedía al máximo responsable del ente supervisor.

Un mes más tarde vería nacionalizar Bankia y de los polvos de su salida a Bolsa, en julio de 2011, a la sentencia de hoy absolviendo a los 34 acusados, pero recordando que aquel despropósito contó con el visto bueno del banco gobernado por el propio Fernández Ordóñez, tenido también como el gran impulsor de la reconversión del sistema financiero español.

Así, vemos hoy como el dedo que merecía todos los reproches, Rato encarcelado, era, según la Audiencia Nacional, el dedo que señalaba a la luna de unos organismos a los que probablemente ya no se les puede pedir explicaciones, pero que se han puesto en el punto de mira de un país y una sociedad, en este caso la económica y política de entonces, que jugaba con cartas marcadas. Y aunque hoy los clientes afectados estén contrariados, deberíamos convenir que todos los ciudadanos tenemos derecho al cabreo. Por la sentencia, hemos concluido que nadie cumplió con su responsabilidad, empezando por el controlador, que no controló ni tampoco fue controlado.