El pasillo de la muerte
"Cada año, de una manera misteriosa, subrepticia, me hago con unos pocos libros solo por el placer de no leerlos"
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'El pasillo de la muerte', por Xoán Tallón
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Galicia
Tenía muchas ganas de que saliese el libro de Albert Rivera para no ir a comprarlo. Incluso pegué un post-it en la nevera con el título y la fecha de publicación; y debajo escribí «Ni borracho». A mitad de semana, sin embargo, entré en una librería y lo compré. Dicen que en sus páginas el autor confiesa que no tiene defectos. Puede ser. Cada año, de una manera misteriosa, subrepticia, me hago con unos pocos libros solo por el placer de no leerlos. Están todos reunidos en una estantería que llamo «pasillo de la muerte». Son libros, pero a la vez un libro es otra cosa, no eso. Nunca acabo de deshacerme de ellos, y nunca acabo de leerlos. Entre tanto, por falta de lectura, se convierten en piedras. Si tomase uno para curiosear, y se me cayese al suelo, en lugar de absorber el golpe, dañaría el parqué. A veces, si me acerco mucho a ese pasillo de la muerte, casi oigo gritar a algunos ejemplares «tírame a la basura, por favor, o regálame a un amigo». Pero cómo vas a hacerle eso a un libro, o peor, a cómo se lo vas a hacer un amigo.