Héctor Melero, primer fiscal ciego en España: "Si se cree, se trabaja y se estudia, se consigue la plaza"
El joven se ha asomado a La Ventana para contarnos su experiencia
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Héctor Melero, el primer fiscal ciego en España: "Si se cree, se trabaja y se estudia, se consigue la plaza"
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Madrid
Héctor Melero es ciego total de nacimiento. A sus 26 años, este joven se ha convertido en la primera persona invidente que aprueba la oposición a fiscal. Lleva intentándolo desde el 2015. Justo un año antes, un amigo suyo preguntó al Consejo General del Poder Judicial si se podían presentar a las pruebas.
Gracias a la pregunta de su compañero, también ciego, se aprobó un acuerdo para que las personas invidentes pudiesen ejercer las carreras de juez y fiscal. Desde entonces, Héctor lo ha intentado hasta en tres ocasiones. Tras cinco años “de mucha lucha, de mucho esfuerzo, de muchas horas de estudio”, tal y como él mismo admitía, por fin lo ha conseguido.
Su interés por el ámbito fiscal se remonta al 2014 cuando, en una clase de derecho constitucional, disertó sobre la separación de poderes. “Al profesor le gustó, a mi también y fue así como decidí intentarlo”, reconoció.
Héctor también aseguró que se decantó por el derecho fiscal por varias razones: “primero, porque me gusta más hablar que escribir. Y luego, en el ámbito del derecho privado y civil, el Ministerio fiscal interviene, sobre todo, en el ámbito de los derechos fundamentales y libertades públicas de la constitución y en el caso de las personas vulnerables, como los menores de edad”.
“Nunca he visto en mi ceguera una barrera”, declaró el futuro fiscal durante su intervención, aunque reconoció que tuvo problemas para las pruebas orales, ya que “la gente vidente se hace un esquema en papel de tres minutos” y él, por sus circunstancias, “lo he hecho siempre hacía de cabeza. Tenía que llevar todo de memoria. Desde el minuto 1 al 60 no podía confundirme en nada porque no tenía apoyo”.
En ese camino a las oposiciones, la discriminación por ser ciego nunca ha estado presente. “Cada vez hay más integración. He estudiado en la facultad con todos mis compañeros videntes y nunca he tenido problema, al contrario, siempre me han apoyado en todo. Si no hubiese sido por ellos, no estaría aquí”, indicó.
Por lo tanto, el joven considera que “si se cree, se trabaja y se estudia, al final uno tiene su plaza”, sin importar los problemas ni los obstáculos que se puedan presentar en el camino.
Además del derecho fiscal, Héctor juega al ajedrez, una pasión que tuvo que dejar de lado cuando decidió presentarse a las oposiciones. “Intenté compaginar, pero me di cuenta de que era imposible. Cuando estudiaba, estaba solo frente al ordenador en mi tiempo libre lo que menos me apetecía era sentarme solo frente al tablero”, explicó.
Este deporte, no obstante, le ha ayudado a pensar. De hecho, Héctor encuentra similitudes con el derecho fiscal.“Cuando realizas un movimiento en el ajedrez, ya no puedes volver atrás. Cuando dices algo en la oposición al tribunal, ya no puedes rectificar”, reveló.