La razón esclaviza

Madrid

Admiro a la gente que cambia de opinión cada poco y que no le importa admitir que no tenia razón, ni antes, ni, seguramente, ahora. No es sencillo ¿Quién no hace un esfuerzo extra para poner la razón de su lado? “Déjame a mí, que tu eres muy pequeña y lo puedes romper”, le dije hace unos días a mi hija cuando intentaba transportar un florero con agua. Y a los cinco segundos de quitárselo lo rompí yo. La razón esclaviza, sienta un precedente, y cuando mas adelante no la tienes sufres el estigma de ser el que se equivoca, una promesa que no llegó a nada. Es un indicador de fracaso. Imaginen lo que sería que un día Díaz Ayuso rectificase. Cosecharía un acierto.

Cambiar de opinión te hace libre. Hoy estás en una posición, mañana en otra, pasado en una distinta. Mudar tu opinión es una aventura, como cuando respondes: “Si, No… Bueno, si… ¡Espera! ¡No!... Va, qué más da, si... Aunque mejor, no…” y la pregunta es solo si quieres vino tinto. Los cambios de opinión transmiten madurez. No te tacharán de genio, pero si los cuentas hay ya demasiados. Para empezar, Díaz Ayuso.