Negacionismos, del chiste a la plaga

Madrid

Hace algún tiempo veíamos a los terraplanistas como una curiosa forma de la comedia. Un club muy divertido en el que, con la excusa de sostener un absurdo, una gente quedaba para comer, manifestarse o irse de copas. Parecía divertido ir a la contra de lo evidente y defender tu postura de la forma en la que se defiende un buen chiste: Con la máxima seriedad. Luego pasó lo que pasó y los negacionismos han evolucionado de algo gracioso a convertirse en una nueva plaga con más capacidad de expansión que cualquier partícula.

De pronto te encuentras rodeado de gente a la que creías conocer sosteniendo con pasión las ideas más peregrinas, defendiendo con total seriedad posiciones que ya no son ningún chiste. Ahí comienza la fase de la captación. “Mírate este enlace”, te dicen y cuando entras ahí te das de frente con la autopista del despropósito, con el gurú del pueblo que está liderando desde su cuenta o canal de internet la ceremonia de la confusión a la que acabas de ser invitado.

Generalmente siempre hay un médico de por medio que está de acuerdo con lo que sea, una figura de autoridad para dar apariencia de solidez a la teoría en cuestión, aunque el contenido de su discurso no aguante la más mínima comprobación. Y ese es el problema: Que no hay comprobación. Damos por buenos los datos que nos ofrecen y que conducen, inevitablemente, a su conclusión: Si a 7 le sumas 3 el resultado lógico e inevitable es 10. La conclusión es impecable, pero, ¿Ese 7?, ¿y el 3?, ¿de dónde han salido? No importa, fíate del gurú, de la figura de autoridad que lo apoya. Está “comprobado”, hay datos y, además, los medios “oficiales” lo están tapando, así que reenvíalo a toda tu lista de contactos para que “la verdad” se difunda cuanto antes. No pierdas tiempo en intentar analizarlo. Tú también puedes formar parte de “la resistencia”, Y quien sabe, con un poco de suerte a lo mejor tienes plaza en la próxima expedición terraplanista a la búsqueda de las esquinas del planeta.