El superhéroe de Chernóbil que deja en rídiculo a las burguesas polacas
La directora polaca Malgorzata Szumowska dirige, junto Michal Englert, 'Never gona snow again', una película que habla de la inmigración, de los superpoderes y de la anodina vida burguesa de las mujeres de cincuenta
Hemos visto la historia de Chernóbil desde distintas miradas. Por ejemplo, la periodística, gracias al retrato de la premio Nobel Svetlana Alexievich. Más tarde, la televisión también nos ha mostrado cómo se gestionó la catástrofe en una serie que bebió de los diarios de Alexievich y que está considerada una de las ficciones mejor realizadas de la televisión. Ahora el cine utiliza el pavor a aquella catástrofe para exorcizar los demonios que todavía perduran en la actualidad. Lo hace Never gonna snow again, una película polaca que mezcla crítica social con realismo mágico aquí en el Festival de Venecia.
Małgorzata Szumowska y Michał Englert dirigen este filme que tiene como protagonista a un joven inmigrante ruso, que se dedica a ser el fisioterapeuta de las señoras polacas de un barrió de clase alta. Este ruso vivió con siete años la explosión nuclear y tiene poderes sobrenaturales desde entonces. Un superhéroe de clase obrera que mira a las familias burguesas con asombro y envidia. Prueba sus trajes, baila en sus grandes casas y abraza a las desconsoladas mujeres. Porque, como decía Tolstoi, todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera
"Los polacos seguimos siendo trabajadores, muchos están en Inglaterra. Esos trabajos los cubren en Polonia los inmigrantes ucranianos. No siempre somos educados y los tratamos con igualdad a ellos", decía la directora, que explicaba la realción extraña que hay con la cultura rusa. "A la vez está un sentimentalismo extraño. Intentamos hablar ruso, que viene de la época comunista, hemos crecido con el cine de Tarkovski, leyendo El maestro y margarita... es difícil explicar esta dualidad cultural", añadía.
Todo eso está en el filme, que mezcla el lenguaje poético con el retrato cómico, en ocasiones, de esa vida de un grupo de mujeres desesperadas. Maridos pusilánimes, hijos maleducados, drogas para soportar el día a día, fiestas de cumpleaños por todo lo alto, ropa cara y un masajista que es lo único que da vida a un barrio anodino de casas exactamente iguales.
"La sociedad crea dos clases sociales completamente separadas, y desafortunadamente Polonia va cada vez más en esa dirección. Y eso se aleja de los preceptos de la democracia. Los ricos van a colegios privados, los pobres a colegios públicos y no hay manera de acercarse. Ahora que somos ricos, ya no pertenecemos al este. Es una combinación interesante".
Una clase alta que quiere ser Europa y romper los lazos con el este. De ahí, que los hijos vayan al colegio francés, que tengan gustos afrancesados. Y es que hace poco que Polonia se convirtió en un país capitalista. Demasiado rápido, según dicen los economistas. "La gente ha ganado mucho dinero muy rápido creen que se lo merecen por haber trabajado mucho. A la gente que no lo ha conseguido se les considera que no tienen el derecho a participar en la sociedad", contaba la directora.
Never gonna snow again es un retrato sutil y pausado del cambio de paradigma en un país como Polonia, que tiene muchos desafíos ahora mismo y que anda buscando su sitio. Protagonizada por el actor ruso Alec Utgoff, uno de los fichajes de la serie Stanger Things, la cinta combina varios géneros y los directores se mueven con soltura entre ellos, con un final poético y evocador.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...