"Comprendo a los jóvenes. Querría que bailen y que se quieran. Pero hay que ser responsables"

Madrid

Estamos en Aguilar de Campo, en Palencia. En una casa que solía llenarse los domingos con la visita de los hijos, nietos y la última biznieta. Esos domingos están en pausa en esta casa, como en tantas, desde marzo. Y la persona que vive allí sigue recibiendo visitas -aunque menos-; y cuando las hay, con el mínimo de besos y abrazos, como marcan los códigos de este tiempo.

En esta casa vive Eugenio Sanz. Tiene 97 años y vive solo desde que hace tres años falleciera su esposa. Cada mañana enciende la radio al levantarse y pasa con ella el resto del día. Hemos querido conversar con este hombre centenario para preguntarle cómo está viviendo "la nueva normalidad", cómo cree que están actuando los jóvenes y cómo cree que estamos tratando a los ancianos de este país. "A los ancianos nos tienen muy apartados como si lo único que tuviéramos que hacer es morirnos.

Aunque en mi caso, me siento muy amado por todos mis hijos y mis nietos". Sobre la pandemia, asegura que "son tiempos difíciles, pero comparado con lo que muchos hemos pasado esto es la gloria. Porque sabes que nadie va a venir por la noche a buscarte". Y sobre el comportamiento de los más jóvenes: "son buenos chicos. Yo entiendo a la juventud.

Yo querría que bailen, que jueguen, que se quieran. Pero ahora tienen que hacerlo con responsabilidad", dice. Preguntado sobre qué está siendo le peor de estos meses, responde: "la soledad. Echo de menos no compartir tiempo con mis nietos, hablar de nuestros tonterías, abrazarnos".

Un personaje anónimo, como tantos, cuya sabiduría es siempre necesaria; también para entender cómo se está viviendo esta pandemia en tantas casas donde, como en el caso de Eugenio, vive un anciano solo.