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Rafael Santandréu: 'Hacerse mayor mola'

El psicólogo Rafael Santandréu reflexiona en Verano en Alaska sobre la historia del atleta más veterano del mundo, Giuseppe Ottaviani, que ha muerto esta semana a los 104 años y sobre la redención de Mike Tyson que vuelve al boxeo por una causa benéfica

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Madrid

La gente se agobia muchas veces por cumplir años porque nos creemos que la edad es un impedimento para ser muy feliz y tener vidas maravillosas. Y eso es solo una idea errónea. Hacerse mayor mola, pero si nos convencen de que las personas mayores son un cero a la izquierda, que son débiles, que ya no pueden disfrutar de la vida, nos lo creeremos. Yo no me lo pienso creer. Pienso tener una vida genial, hasta los 90 años, hasta que me muera’.

Rafael Santandréu, psicólogo y autor de ‘Nada es tan terrible, la filosofía de los más fuertes y felices’ ha pasado consulta en Verano en Alaska al caso de Giuseppe Ottaviani, el atleta más veterano del mundo que murió el pasado domingo a los 104 años sin haber dejado prácticamente de competir como corredor, una carrera deportiva que no empezó hasta cumplir los 70.

‘Ejemplos como éste nos demuestran que la vida puede fascinante a cualquier edad, pero si te convences, a cualquier edad, de que la vida ha perdido sus alicientes, así lo sentirás’. Santandréu, que a sus 50 años tiene muy buenos amigos que le sacan tres décadas y 'que llevan unas vidas fenomenales', nos ha dado la receta para no preocuparse por la edad ya que a cualquier edad se pueden hacer cosas valiosas. ‘Para saber si una adversidad es un poquito, mala o muy mala y te puedes quejar, tienes que preguntarte: “¿En qué medida eso que me pasa me impediría hacer cosas valiosas por mi y por los demás?”. Hacerse mayor, aún hay cosas valiosas, ¿cuántas? ¡Miles!: Amar a los demás, hacer grandes amigos, aprender, profundizar en la espiritualidad, cuidar el cuerpo, gozar de la naturaleza, hacer arte… ¡Miles! ¿Qué hay cosas que ya no puedes hacer? Claro, pero muchas que sí puedes. Concéntrate en lo de ahora y olvídate de las que hacías antes. Hay que saber pasar página para adentrarse en las nuevas etapas con ilusión’.

‘Machacarse por fallar en algo no sirve para nada’

Santandréu también nos ha hablado de redención y de segundas oportunidades al hilo del sorprendente retorno al ring de Mike Tyson, el ex campeón mundial de pesos pesados y conocido con el sobrenombre de ‘el hombre más malo del planeta’. Tras cumplir cárcel por violación, un pasado de delincuente juvenil, drogas y altercados, llegó a ganar más de 300 millones de euros con el boxeo y se arruinó totalmente.

Ahora, a sus 54 años, y tras convertirse al Islam en la cárcel, dedica gran parte de su tiempo a obras benéficas y una de ellas le ha llevado a regresar al cuadrilátero para un combate a sus 54 años. Para Santandréu, la transformación de Tyson se relaciona con el concepto de ‘aceptación incondicional de los demás’. 'Implica que, hagas lo que hagas, aunque sea malo, te voy a considerar bueno por naturaleza y te voy a querer. En realidad, se trata de recuperar lo que todos hemos vivido en la infancia. Cuando éramos pequeños, con cinco años, si nos encontrábamos en el parque o donde sea, ¿qué hacíamos? : jugar, divertirnos, nos aceptábamos incondicionalmente. Si eres negro, si eres blanco, etc. ¡Y esto estaba genial! Yo sostengo que, en realidad, no somos muy diferentes de esos niños juguetones Nos ponemos máscaras de serios, americanas y maquillaje para parecer serios y adultos, pero, en realidad, lo que queremos es ser felices junto con los demás. Pero nos entra cierta desconfianza mutua en la edad adulta. Se trata de recuperar esa confianza porque la mayor parte de la gente es buena gente, pero desconfiada'.

Y además de aceptar incondicionalmente a los demás tenemos que hacerlo con nosotros mismos. ‘El machacarse cuando fallamos no sirve para nada. No sirve para mejorar sino para llenarte de nervios y ansiedad. Por lo tanto, la aceptación incondicional de los demás también conlleva la aceptación incondicional de uno mismo. Todos fallamos y podemos llegar a ser grandes trastos, pero todos somos maravillosos también, al menos en potencia’.

‘Dejar de presionarse ayuda a rendir mejor, hay que cambiar obligación por disfrute'

La consulta de Verano en Alaska también ha celebrado el éxito del vasco Jon Rahm, que esta semana ha alcanzado el número uno del golf mundial, a sus 25 años. Jon es un declarado practicante de la meditación y atribuye parte de su rendimiento a esa inteligencia emocional que ha adquirido con estudio y esfuerzo. Y eso según Santandréu es un muy buen ejemplo. ‘Una de las cosas más importantes que enseñamos los psicólogos es a dejar de presionarnos. Esto es, emplear la fuerza del disfrute en vez de la fuerza de la obligación. En la actualidad, no nos damos cuenta pero estamos cargados de híper-exigencias: tengo que tener un buen trabajo, una pareja, hijos, hijos que saquen buenas notas, un piso de propiedad, ser extrovertido, elegante, tener estudios, estar delgados y diez mil cosas más!! Y paradójicamente, tanta exigencia te hace rendir menos porque la fuerza de la obligación es mucho menor que la fuerza del disfrute. Yo creo que Jon Rahm logra hacerlo: se plantea objetivos muy hermosos y se esfuerza disfrutando con lo que hace pero se quita toda la presión al mismo tiempo’.

 
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