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La otra Disney: acción real con los valores conservadores de siempre

Alberto Coronas publica 'La otra Disney', un libro que disecciona todas las películas de Disney que la empresa nunca consideró clásicos, como 'Tú a Boston y yo a California' o 'Canción del Sur'

Fotograma de 'Tú a Boston y yo a California', película de la factoría Disney, 1961 / CEDIDA

Fotograma de 'Tú a Boston y yo a California', película de la factoría Disney, 1961

Hay pocas dudas de que la hegemonía del mercado audiovisual mundial la ostenta Disney. La compañía del ratón lo ha comprado todo, ha diversificado y sigue brillando en todas sus ramas de negocio, a pesar de que la crisis del coronavirus haya dejado los ingresos en sus parques de atracciones por los suelos. El último producto que nos ha colado ha sido la plataforma Disney Plus, con la que quiere contrarrestar el peso de competidores como Netflix, HBO o Amazon.

En los años 50, la empresa entonces en manos de su creador, Walt Disney, daba varios pasos agigantados y apostaba por otras maneras de lanzar sus valores, siempre conservadores, al público infantil y adulto. De modo que, además de sus clásicos de animación que generación tras generación sigue perpetuando los roles de género, clase y raza, había otro cine de acción real al que la compañía nunca le dedicó el calificativo de clásico. El periodista Alberto Corona analiza esas películas en La otra Disney, un libro que indaga en la calidad cinematográfica y en los valores que poseen esas películas convertidas, algunas de ellas, en clásicos de una generación, como Mary Poppins o Tú a Boston y yo a California.

Portada del libro de Alberto Corona, La Otra Disney

Portada del libro de Alberto Corona, La Otra Disney / CEDIDA

Portada del libro de Alberto Corona, La Otra Disney

Portada del libro de Alberto Corona, La Otra Disney / CEDIDA

Lo primero, ¿hay diferencia en los valores entre las cintas de animación como La Cenicienta o películas de acción real como las que analizas? 

A la larga no creo que haya una gran diferencia en tono o intenciones entre estas películas o los clásicos animados que todos conocemos. Sí que hubo una época en la que Disney comenzó a hacer cosas bastante locas y más relacionadas con el terror y la ciencia ficción; pero la mayoría de las películas que exploro en este volumen no hay diferencia. Todas querían apelar a un público familiar y con unos valores muy concretos que todos asociamos a la maquinaria de Disney: la infancia, la familia, el optimismo… Por eso, no era tanto hablar de una Disney oscura, como hacerlo de una menos conocida.

Entonces, ¿no existe esa Disney más oscura?

Sí hay casos que cuesta asociar con Disney, como El abismo Negro o La Bahía de las esmeraldas, donde hay asesinatos y muertes, o la gran cantidad de wéstern que produjo Disney. Eso podría hacer que, de una forma superficial, costara identificarlas con Disney, pero a nada que ahondas están los valores familiares.

¿Por qué la etiqueta de clásico solo la ostentas las películas animadas?

Inicialmente la etiqueta de clásico estaba más relacionada con esa voluntad de Disney de que sus películas estuvieran asociadas con objetos muy concretos de la cultura popular; por ejemplo, los cuentos de hadas. Partían de unas historias archiconocidas y a la hora de llamarlos clásicos, se identificaba estas películas con esas historias populares. Fue más bien una manera de acotar la marca. Una serie de películas que ya partían con esa etiqueta, no tanto sobre la calidad artística de esas películas. Era una cuestión publicitaria, a la larga.

¿Son películas que Disney trate de esconder o, al menos, películas de las que no presume? Lo digo por el caso de Canción del sur, una película considerada racista que no está en el catálogo de su plataforma, Disney Plus

En general, salvo el caso tan famoso de Canción del sur, viendo lo que ha pasado con Disney Plus. Disney es consciente de que hay un gran legado cinematográfico más allá de las películas animadas que conoce el público. Y que hay nostalgia del público que las vio. Yo he observado que el culto no es tan amplio como con las películas animadas, pero sí he está. Películas como Poliana o Tú a Boston y yo a California tienen un componente afectivo.

Según el libro, Disney hace esto para sacar dinero... ¿hemos vuelto a lo mismo? ¿Disney rehace sus clásicos en acción real para sacar dinero

Yo creo que el modelo ha tenido una evolución bastante orgánica. En los años 50, que es un poco cuando empieza, digamos, la historia que recorro, es un poco cuando Disney deja de ser un estudio centrado exclusivamente en la animación y empieza a ser una maquinaria corporativa, metiéndose en distintas competencias, que se pueden relacionar con lo que está haciendo Disney en la actualidad. O sea, en los años 50 hace cuatro movimientos esenciales: fundar su propia distribuidora para no depender de RKO, fundar Buenavista para tener un mayor control del producto, pues ya es Disney quien manda directamente la película a las salas, empieza a fundar parques temáticos y empieza a producir películas de acción real, y también se introduce en el mercado televisivo. Frente a otros estudios, Disney es el primero que ve el potencial de la televisión, firma un acuerdo con ABC, genera una serie de contenidos y entra en el mercado de las series y tiene incluso un programa dedicado a vender las bondades con Disneyland. En los 50 está ahí el comienzo de todo, hay un salto bastante pequeño a la Disney que hay hoy en día, que compra Marvel, Lucas Film, Fox, que lanza el universo de Marvel… como esa Disney voraz que persigue cierto liderazgo monopolístico del producto, ya tiene en esa época su nacimiento.

El cine que fomenta la familia tradicional, como Tú a Boston y yo a California, que has mencionado antes, es otro clásico de la compañía... ¿ha cambiado en algo o sigue fomentando los valores tradicionales?

Sí ha cambiado, pero porque ha habido un cambio de dinámica en el mercado a la hora de vender ciertos valores. Disney siempre ha tratado de partir de unos valores como empresa, que eran los que defendía Walt, alineados con una ideología bastante conservadora. Teniendo en cuenta la época de estas películas, los 50 y 60, con un montón de cambios en el panorama político estadounidense, si hay conflicto. Lo que pasa ahora sí es un cambio, no diría que un cambio honesto, sino que es un cambio que le conviene hacia donde va el mercado y está adoptando valores más progresistas, en el caso de Frozen, o la preocupación por la diversidad racial y de género. Son valores nuevos que Disney está abrazando pero un poco por el mercado, no tanto como en los 50 con un tipo como Walt Disney asustando con los avances de la sociedad.

Quizá la película más progresista en términos de valores sea Mary Poppins, otro de los éxitos de acción real de la compañía, ¿tampoco tiene la etiqueta de clásico? ¿tiene realmente unos valores diferentes de la ideología Disney?

No sé si Mary Poppins tiene la etiqueta de clásico, porque Disney la tiene asociada a las de animación y Mary Poppins es un híbrido. Pero yo sí creo que es una película importantísima más allá de estas etiquetas. Fue la película más taquillera de Disney en el momento del estreno, en el 64, y porque es una carta de presentación. Así es cómo pensamos en Disney, así concebimos el cine y el entretenimiento familiar. Es tan sólida que se han llegado a manejar incluso lecturas de índole progresista, como que se maneja el sufragismo. Sí, se menciona, pero como una imposibilidad para que una madre esté con sus hijos. Es curioso cómo Mary Poppins puede dar esas lecturas, pero para mí es más curioso cómo puede dar valor al propio estudio. Mary Poppins en un nivel ideológico no es tan distinta de otras como Tú a Boston y yo a California. Aparecían cosas que estaban en la sociedad de los sesenta, pero daba igual. Como dice la propia niñera, el público la hizo suya y se ha convertido en un clásico de Disney. Por lo que a mí respecta es técnicamente perfecta.

¿Cómo ves el futuro de la compañía?

En general, viendo un poco cómo va la Disney de hoy, tiendo a pensar en ella como un aparato muy homogéneo. Las fugas que se podrían dar en aquella época donde Disney estaba dando sus primeros pasos en el mercado, ha sido desplazada por una Disney como una maquinaria perfecta que sabe lo que quiere el público. Y aunque haya hecho operaciones para diversificar la marca, al final todo son películas de Disney con unos valores muy marcados, tanto de producción como ideológicos. Esto no ha cambiado con Fox, lo único es que aquellas películas que se distanciaban de estos valores, están siendo suprimidas o dejando que mueran. Es lo que ocurrió con la última película de X-Men, dejó morir esa película porque no quería vincularse con esos valores de X-Men, muy distintos de los del universo Marvel. Disney va a tender más a la homogeneidad, más que a las posibles fugas experimentos que sí hizo en los 50, 60, 70, 80… Un poco por esa cosa de probar cosas. Ahora mismo tiene tal hegemonía de poder que no tiene por qué meterse en experimentos. Un fenómeno que se le ha ido de las manos, como es el tema de Star Wars, parece que ha asumido que el producto está en hacer cosas como The Mandalorian y meterle contenido a Disney Plus y vender la marca por ese medio.

 

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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