Naturalizando insultos
Marco Antonio Aguirre prueba un experimento a partir de las palabras del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias
Madrid
Déjame hacer un experimento sociológico. Voy a marcar un número telefónico al azar. Un momento a ver.
Sí, dígame.
Buenos días, le llamo desde la Cadena SER. Estamos en directo.
Ah, muy bien.
Es para una encuesta.
Dígame.
¿Qué le parece la opinión del vicepresidente Iglesias de que hay que naturalizar el insulto?
Pues me parece muy bien. El insulto es parte de la libertad de expresión.
Gracias por su opinión, maldito imbécil.
¡Pero oiga, un respeto!
No se ofenda. Ha sido un insulto naturalizado.