La historia de 60 años de regalos de amor que resistió al confinamiento

Madrid

De dos de los protagonistas de esta historia no sabemos el nombre, pero sí que llevan juntos desde hace sesenta años. Su leve acento lleva a pensar que son extranjeros, y el bastón que usa él y el andador que lleva ella, permiten intuir que hace tiempo cruzaron el umbral de los ochenta años.

Las otras dos protagonistas de la historia son de Benalmádena. Y sí sabemos sus nombres: Susana y Lola Flores. Son hermanas. Lola, profesora de infantil, y Susana, vendedora de bolsos que ella misma diseña. Hace unos meses invirtieron sus ahorros en un puesto en el mercadillo de Puerto Banús para que Susana vendiera sus bolsos, monederos y complementos de bisutería. El confinamiento obligó a cerrar el negocio y desde entonces abrieron una página web y un perfil de Twitter y venden sus artículos a través de Internet.

El camino de los cuatro, que da origen a esta historia, se cruzó el pasado lunes cuando Susana y Lola estaban tomando fotografías de los bolsos en el jardincillo de fuera de su casa para subirlas a la web.

‘Pasó entonces un señor muy mayor, al que vemos de vez en cuando dando un paseo con su bastón, y que suele quedarse mirando a nuestros gatillos que andan asomados a la ventana. Ese día, el señor se fijó en los bolsos y se fue sin despedirse, cosa que nos extrañó porque es muy educado. Al rato lo vemos volver pero acompañado por su esposa, una señora que tiene problemas de movilidad y que caminaba lentamente con un andador’, ha contado en La Ventana, una de las hermanas, Lola Flores.

‘El caso es que nos preguntaron por los bolsos y les sacamos todos los que teníamos. La señora nos contó entonces que su marido llevaba haciéndole un regalo todos los meses desde que se casaron hace sesenta años. Que el día que cobraba, se presentaba en casa con un detalle, al principio eran cosas muy modestas, un bote de mermelada, una caja de galletas, luego, cuando las cosas mejoraron, fueron regalos un poco más vistosos. Pero nunca faltó a su cita hasta que con motivo del confinamiento, no pudo salir de casa’.

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Cuando ese hombre mayor de nombre desconocido vio, casi por azar, los bolsos de Susana pensó enseguida en la oportunidad de recuperar su muestra de amor a su mujer, que las circunstancias habían obligado a interrumpir durante tres meses por primera vez.

‘La señora eligió el bolso más juvenil y colorido de la colección. Se la veía muy coqueta, venía con su mascarilla y sus labios pintados. El caso es que mi hermana se metió a casa con la excusa de envolver el bolso y tardaba mucho, así que rápido me imaginé lo que estaba haciendo porque me la conozco’. Lo que hizo Susana es esconder en la cremallera interior del bolso un colgante y un espejito de mano para que la señora pudiera contar con los tres regalos que el confinamiento le había robado.

‘Aunque él insistía, no le dejamos pagar al señor allí delante con su mujer, le dijimos: ya se pasa por aquí otro día. Y él nos guiñó el ojo para que le guardáramos el monedero a juego con el bolso, con la idea de que sea el regalo ya del mes de junio’.

Ahora Susana y Lola esperan que la desescalada permita pronto reabrir el mercadillo y volver a montar allí su puesto. ‘Son muchas familias que viven de esos ingresos y que ahora lo están pasando mal’. Por suerte, la venta online les está permitiendo seguir con las ventas a pesar de que nunca habían tenido página web hasta ahora y que Susana la abrió sin ayuda, mirando tutoriales en YouTube. ‘Hemos vendido unos 40 ó 50 bolsos, y recibimos pedidos de toda España e incluso alguno de Bélgica y Holanda’, ha contado Lola.