El alto precio de decir la verdad
No debe haber un gran listado de países que tengan entre sus héroes nacionales a dentistas. En Brasil, en cambio, cada 21 de abril recuerdan a un hombre que entró en su panteón de mártires con el sobrenombre de "Tiradentes"
El precio de decir la verdad
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Su nombre verdadero era Joaquím José da Silva Xavier y había nacido en una familia acomodada, pero la muerte temprana de sus padres lo llevó a una vida bastante más movida de lo previsto. Estando al cuidado de su tío, aprendió de este el oficio de dentista ambulante, además de ciertos rudimentos de medicina. Durante su juventud también trabajó de minero, y fue viendo cómo la riqueza de su país se iba toda hacia Portugal.
Cuando se hizo militar también tuvo que aceptar la imposibilidad de un ascenso porque estos estaban reservados para los nacidos en la metrópolis.
Joaquim se fue juntando con otros hombres descontentos con el sistema colonial.La paciencia de los antiportugueses se agotó cuando el gobierno colonial intentó introducir un nuevo impuesto. Se planeó una insurrección conocida como “Inconfidência Mineira”, inspirada en la revolución norteamericana.
Pero los conspiradores fueron delatados y arrestados en 1789. En el proceso judicial, todos los encausados negaron su participación, con una excepción: Tiradentes, que asumió la responsabilidad de la revuelta. Y claro, fue también él quien pagó el precio. El 21 de abril de 1792 fue ejecutado y desmembrado, y varias partes de su cuerpo fueron repartidas por Minas Gerais como aviso a futuros revolucionarios.
30 años más tarde, Brasil consiguió finalmente independizarse, y Tiradentes fue honrado con una fiesta nacional en el día de su terrible martirio por la patria.