"Si el bar quiere volver a servir las mejores croquetas de jamón, no hay que despedir al cocinero"
Compartimos con el periodista de La Vanguardia, Luis Amiguet, las reflexiones del premio Nobel de Economía, Finn Kydland, para que España se recupere tras la crisis
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Reflexiones de un nobel de economía para que España se recupere tras la crisis
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Madrid
Las recetas de Finn Kydland, premio Nobel de Economía e investigador de la Reserva Federal de Estados Unidos sirven lo mismo para un bar de Barcelona que para una empresa de ingeniería aeronáutica. "La clave para salir de esta crisis, una vez acabe el confinamiento, es retener el capital humano, el talento, para volver a producir cuando esto pase, porque no ha habido un terremoto, ni se han destrozado los puentes ni las fábricas. Todo está ahí. Y para eso, da igual de qué sector estemos hablando, todo genera una cadena de valor".
El periodista de la Vanguardia, Luis Amiguet, se ha asomado a la Ventana para compartir algunas de las reflexiones del premio Nobel noruego, gran amante y conocedor de nuestro país, al que este miércoles entrevista en la contraportada del diario.
La importancia de retener el talento
Kydland apunta un requisito para mantener intactas las capacidades de recuperación tras esta crisis: "una liquidez suficiente que llegue a todos y que permita mantener el talento, el knowhow de cada negocio, de cada empresa". Dicho en términos mucho más coloquiales. Si a un bar le ha ido bien por sus croquetas de jamón, lo que no debe es despedir al cocinero que las prepara en su punto perfecto de bechamel ni a los camareros que las sirven a los clientes fieles. Porque cuando vuelva a abrir, si ha perdido esa cadena de valor, los clientes no volverán a acudir si ya no sirven las croquetas de siempre que tanto les gustaban. Y eso sin contar la cadena de proveedores, o del mercado de la Boquería desde el que envían al bar ese delicioso jamón.
Amiguet recuerda que Kydland es un gran conocedor de la economía española, y que investigó a fondo la crisis de la burbuja inmobiliaria, llegando a la conclusión de que España está ahora mucho mejor de lo que estaba en 2009, cuando aquella burbuja pinchó revelando sus pies de barro, "al no haber generado valor, ni nada que pudiera competir realmente". Justo antes del parón impuesto por la pandemia, esa tendencia estaba cambiando, con empleos con recorrido futuro y expectativas a largo plazo que pueden facilitar la recuperación futura.
Para ello, sin embargo,"Kydland considera necesario que un país tenga la virtud de la consistencia en el tiempo. Algo así como ser predecible gracias al consenso". España, sostiene el premio Nobel, siempre ha llamado la atención de los investigadores por su resiliencia, pero también tiene que ser predecible.
Una teoría que lleva al premio Nobel a formular dos frases para la reflexión. La primera, con la que acaba la entrevista es que "la enemiga de la prosperidad es la incertidumbre que genera la mala política".
Salvado por una foto en el Parlament
La segunda es que "los políticos no deberían dar más miedo que el virus". Ambas tesis coinciden en la importancia de que los políticos acuerden, pacten, generen previsibilidad y expectativas de un crecimiento a largo plazo. En este sentido, Amiguet recuerda también otra máxima que el premio Nobel viene constatando desde hace años. "Los países aburridos, los que apenas salen en las noticias son los que generan riqueza, al contrario de los que salen todo el tiempo y normalmente con gresca".
Lo dice alguien que conoce bien España y sus bares. Tanto que, confiesa el autor del artículo, en alguna ocasión "de ruidosa celebración con otros compatriotas en una conocida coctelería de Barcelona, tanto el propietario como yo mismo lo salvamos de una ignominiosa detención por parte de la Guardia Urbana enseñando una foto que certificaba que había dado una conferencia en el Parlament unas horas antes".