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La firma de Iñaki Gabilondo

Países (muy) bajos

Los países más ricos (Alemania, Austria, Holanda...) se cierran en su club y niegan el derecho de admisión al resto, en algunos casos con actitudes casi pedantes. Los Países Bajos nunca me parecieron tan bajos

Madrid

Cuanto más grande se hace el problema más se empequeñecen algunas miradas. Para desgracia de todos, las miradas que más se empequeñecen proceden de quienes deberían dar ejemplo, de quienes en momentos tan graves, tendrían que estar dictando lecciones de unidad y solidaridad. Sin embargo, no es así. Las mayores lecciones de unidad y solidaridad proceden de la ciudadanía confinada y asustada, mientras que desde posiciones de alta responsabilidad nos llegan demasiadas señales de lo contrario, de división, de parcialidades indisimuladas, en España y fuera de España. 

Países (muy) bajos

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En Europa, la resistencia de algunos países a compartir estrategia y recursos en una emergencia de esta magnitud es escandalosa. Es una traición  al espíritu que animó el nacimiento del proyecto europeo y que avergonzaría a los padres fundadores, a Monnet, a Schuman, a Adenauer, a De Gasperi... No va a resultar fácil recomponer el destrozo de imagen de una estructura a la que le queda muy grande el nombre de Unión. Debió haberse mantenido el de Mercado, que es donde parece haberse detenido. Y un marcado además nada común, en el que los países más ricos (Alemania, Austria, Holanda...) se cierran en su club y niegan el derecho de admisión al resto, en algunos casos con actitudes casi pedantes. Los Países Bajos nunca me parecieron tan bajos. 

Pienso que la actual arquitectura de la UE se está resquebrajando, me temo que sin arreglo. Vamos a lo que llamamos asépticamente la Europa a dos velocidades, que no es si no una forma piadosa de definir el desmarque insolidario de los países ricos. Una forma piadosa de certificar la renuncia europea a un objetivo muy principal de su proyecto, que se expresa con estas palabras en sus textos oficiales: "La cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los estados miembros". Si en una emergencia de este calibre se incumple este objetivo, queda todo dicho. La UE, un éxito histórico indiscutible, se va al limbo de los sueños perdidos. 

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