Feminismo, su fuerza y su punto flaco
El feminismo debe imponerse, como tarea primordial, reforzar su unidad
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undefinedVÍDEO: ROBERTO CUADRADO
Madrid
Este 8 de marzo se confirmó una vez más que las mujeres constituyen la fuerza intergeneracional más activa y con mayor capacidad transformadora de la actual sociedad y que España es uno de los países más poblados de Europa en defensa de sus derechos, lo que debe ser recibido como una noticia excelente, síntoma de vitalidad y buen augurio para el futuro.
Feminismo, su fuerza y su punto flaco
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En esta edición, hubo menos gente, en parte tal vez por el coronavirus, pero en parte también porque los dos últimos años se exhibió un explosivo poderío unitario y transversal y, en los últimos 12 meses, se han abierto o agrandado varias vías de agua que le debilitan.
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En la derecha es frontal la hostilidad antifeminista del sector ultra, minoritario, pero con peso político y social en pleno crecimiento y han surgido feminismos amazónicos, individuales o de partido. También en la izquierda, en el mismísimo núcleo duro del movimiento, se han enfrentado el pensamiento feminista clásico- con largos años de lucha por la igualdad- y otro, más radical, que define la mujer como constructo social y que ha acreditado la relación entre colectivos históricos y los LGTBIQ, entre el PSOE y Unidas Podemos…
Sin dejar de proseguir la pelea -que aún tiene mucho conquistar- el feminismo debe imponerse como tarea primordial reforzar su unidad. No es sencillo, porque chocan desde concepciones morales a modelos sociales, pero sin esa unidad, avanzar es imposible; consolidar lo conseguido, complicadísimo y retroceder, mucho más fácil de lo que parece. La fórmula está clara: mantener la afinidad ideológica que sea con los partidos, pero evitar ser abducido por ellos.