Por un puñado de dólares
Jacinto Antón repasa la historia reciente de los mercenarios o soldados de fortuna
Madrid
El pasado 2 de febrero moría en Durban, Sudáfrica, Mike Hoare, al que se considera el más emblemático representante de los mercenarios modernos. Hoare participó en la guerra del Congo (luchó primero en un bando y luego en el contrario) y en 1981 promovió un golpe de estado en las Islas Seychelles, un golpe que resultó un auténtico fracaso tras detectar los servicios de seguridad del aeropuerto las armas que intentaba ocultar el equipo de Mike Mad.
El apodo de “Mike Mad” se lo puso la radio de Alemania del Este. En aquellos años (mediados de los 60), Hoare luchaba en el Congo contra las tropas comunistas (con algún que otro caníbal) de Patricio Lumumba. Al antiguo combatiente en la Segunda Guerra Mundial le hizo gracia y tomó como suyo el mote.
Nos acompaña también Joaquín Mañes, antiguo legionario y autor de varios libros sobre los mercenarios (“Soldados sin bandera”, Magasé Ediciones). Mañes establece tres etapas en la historia de estos modernos soldados de fortuna. Una primera, que abarcaría desde los 50 a los 70: para los países occidentales que acaban de abandonar de iure sus colonias , la intervención directa es impensable. Así que se recurre a los mercenarios, controlados hasta cierto punto por los servicios secretos, para hacer llegar su influencia (El Congo, Biafra, Angola…).
Esta segunda etapa abarca el final de los 70, todos los 80 y parte de los 90. Algunas de las figuras mercenarias de la etapa anterior perviven, pero las relaciones con los servicios secretos son más distantes o inexistentes.
En los últimos años (desde los 90) se crean las compañías contratistas de seguridad. Para Mañes se trata de una vuelta a los orígenes, la vuelta de las compañías blancas bajomedievales y de los condottieros renacentistas.
El “mercenariado” ha dado lugar a grandes títulos de la historia del cine: “Patos salvajes” (1978, Andrew McLaglen), “Último tren a Katanga” (1968, Jack Cardiff), “Los perros de la guerra” (180, John Irvin), o “Route Irish” (2010, Ken Loach).