¿Gana la extorsión?
"Al retirarse de la vida pública por un asunto privado que nunca debería haber sobrepasado la frontera de la privacidad concede al extorsionador una victoria preocupante para la democracia", asegura Isaías Lafuente
Pontevedra
El candidato de Macron a la alcaldía de París, Benjamin Griveaux, ha renunciado al verse amenazado por la difusión de un vídeo sexual, que aún no se conoce, y en el que según Le Monde aparece el político con una mujer que no es su esposa en la época en que era portavoz del Gobierno, hace dos años. Un artista ruso refugiado en Francia se ha declarado autor de la filtración y ha afirmado a Liberation que lo ha hecho “para denunciar la hipocresía de quien defiende los valores tradicionales en público y en privado hace lo que quiere”.
El asunto es muy enrevesado y espinoso, pero no es difícil concluir que quien gana es el extorsionador. Porque el excandidato Griveaux quizás tenga que cerrar la herida abierta en su relación matrimonial, y explicar a sus hijos la circunstancia. Y deberá asumir la vergüenza pública, porque quien esté dispuesto a hacerle daño no se conformará con la renuncia y difundirá lo que amenaza con difundir. Pero al retirarse de la vida pública por un asunto privado que nunca debería haber sobrepasado la frontera de la privacidad concede al extorsionador una victoria preocupante para la democracia.