'Parásitos' hace historia: primera película en habla no inglesa que gana el Óscar a Mejor Película

Esta edición de los Óscar marca un punto de inflexión en Hollywood. La Academia de Cine más importante del mundo abraza un cine global, eso sí, en pantalla grande. Parásitos ha conseguido lo que el año pasado no pudo Roma, ser la primera película en habla no inglesa en conquistar el Óscar a Mejor Película. El máximo galardón nunca había necesitado subtítulos. Hasta hoy. La película de Bong Joon-ho es un fenómeno que trasciende fronteras. Desde que ganara la Palma de Oro en el festival de Cannes, se embarcó en una corriente ganadora que le ha llevado no solo a tener una carrera triunfal de premios en EEUU sino a contar con el respaldo de la taquilla y la industria. Más de 160 millones de dólares ha recaudado en todo el mundo. El boca boca ha funcionado hasta el punto de que en España, una película en coreano, lleva cuatro meses en cartelera. El respaldo a «Parásitos» se ha materializado en estos Óscar con cuatro galardones. Además de Mejor Película, consigue dirección, guion original y película internacional. Bong Joon-ho se lo agradecía a todo su equipo, al reparto, se lo dedicada a su país y se acordaba de Martin Scorsese, maestro al que estudiaba, y Quentin Tarantino, el director que recomendaba sus películas cuando nadie las veía. «No es necesario separar con fronteras o dividir nacionalidades, Europa de Asia, o de Estados Unidos, siempre y cuando todos busquemos la belleza del cine», decía después en la rueda de prensa Alejada del realismo buenista de Ken Loach, Parásitos mezcla humor negro, acción, drama en un guion lleno de giros y con una puesta en escena que tiene referencias a Hitchcock, al cine coreano y al mismísimo Buñuel. Y además, la cinta representa las grietas del capitalismo, las diferencias de clase y la imposibilidad de la escalera social en determinados países. Todo un «bofetazo» que, como defendía, Joon-ho ha sintonizado con un público global por que «todos vivimos en un mismo país: se llama capitalismo». En esta desigualdad y las injusticias incidía Joaquin Phoenix en su discurso tras conquistar el Óscar a Mejor Actor por Joker. Es la primera estatuilla para el intérprete, en su cuarta nominación, gracias a una campaña llena de mensajes políticos y un compromiso crítico con la industria para darle la vuelta a su propio personaje, que tanto incomodaba a los académicos y a la crítica americana. Su descomunal interpretación le ha servido durante todo este tiempo para utilizar la exposición pública, dice, para darle voz a los que no la tienen. «Estamos hablando de desigualdad de género, de racismo, los derechos queer, los derechos indígenas o los derechos de los animales, estamos hablando de la lucha contra la injusticia. Estamos hablando de la lucha contra la creencia de que una nación, una gente, una raza, un género o una especie tiene el derecho de dominar, de controlar y explotar a otra con impunidad». Tampoco ha sido sorpresa el Óscar a Renée Zellweger por dar vida Judy Garland en sus últimos días. Un juguete roto de Hollywood y ella, una actriz olvidad y maltratada en la última década, eran los requisitos necesarios para alzarse con la estatuilla. «Aunque Judy Garland no recibió este honor en su tiempo, estoy seguro de que este momento es una celebración de su legado», decía la actriz emocionada sobre el escenario. Laura Dern y Brad Pitt han logrado sus primeros galardones por interpretación en la categoría de secundarios. Ella por su papel de abogada de divorcios, y un speech memorable sobre la Virgen María, en Historia de un matrimonio. Él, por derrochar carisma en «Érase una vez en Hollywood», la carta de amor de Tarantino a la meca del cine. Confesaba el actor que ha escrito todos los discursos de su campaña, donde ha tirado de humor y retranca, y dejaba una pulla política al presidente de EEUU, el innombrable de la gala. «Tengo 45 segundos, ya son 45 segundos más de lo que le dio el Senado a John Bolton», decía, en referencia al exasesor de Seguridad Nacional, al que no dejaron testificar en el impeachment de Donald Trump. El palmarés lo completan Taika Waititi con el Óscar a Mejor Guion Adaptado por Jojo Rabbit y 1917, la película de Sam Mendes que llegaba como gran favorita, se conforma con premios técnicos y el de Fotografía a Roger Deakins. Le Mans 66 también pesca una estatuilla por sonido y la de mejor montaje. Hasta los Obama logran un Óscar, como productores del documental de Netflix American Factory, la historia de unos obreros que sufrieron el paro de la crisis y una empresa china los rescata años después. Se enfrentan a peores condiciones y el choque cultural con un modelo laboral sin derechos. En lo que respecta a las tres candidaturas españolas todas han tenido el mismo resultado. Antonio Banderas y Pedro Almodóvar ya decían que iban tranquilos, a disfrutar, conscientes de que sus competidores acariciaban el Óscar. Tampoco pudo dar la sorpresa «Klaus», que venía de ganar siete premios en los Óscar de la animación y el Bafta, frente a la todopoderosa Pixar y su cuarta entrega de «Toy Story».

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'Dolor y Gloria' se va de manos vacías en Mejor Película Internacional y el film de animación español 'Klaus' se queda sin el Óscar, que cae en manos de Pixar gracias a 'Toy Story 4'

Joaquin Phoenix y Renée Zellweger, Mejor Actor y Actriz. Brad Pitt se hace con el primer Óscar interpretativo de su carrera por 'Érase una vez en Hollywood'. También es el primero para Laura Dern por 'Historia de un matrimonio'

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