De Buenas a PrimerasUn mal día lo tiene cualquiera
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Un mal día lo tiene cualquiera

Cuando la catedral de Westminster perdió su tejado

El 9 de diciembre de 1703, los ingleses y parte del norte de Europa llevaban dos días sufriendo un evento que pasó a la historia como 'La Gran Tormenta'

Soldados ahogados en una tormenta de 1724 / Getty Images

Soldados ahogados en una tormenta de 1724

Una de las grandes diversiones de la humanidad es quejarse del tiempo, particularmente en otoño e invierno. Y eso que en el siglo XXI tenemos un nivel de protección contra las inclemencias meteorológicas muy superior al de nuestros ancestros. Para empezar, sabemos con días de antelación si la lluvia no nos va a dejar salir de casa.

No era este el caso hace tres siglos. El 9 de diciembre de 1703 los ingleses y parte del norte de Europa llevaban dos días sufriendo un evento que pasó a la historia como La Gran Tormenta. Durante tres días, el tiempo azotó de tal manera las Islas Británicas que muchos creyeron que era el fin de los tiempos.

Solo en la ciudad de Londres, más de 2.000 chimeneas fueron derribadas por la tormenta, mientras que la catedral de Westminster perdió su tejado. Cientos de barcos sufrieron daños, y algunos incluso vieron cómo el viento, en lugar de llevarlos a costas inglesas, los mandaba hasta Suecia.

Mucha peor suerte corrieron los barcos que volvían de luchar en la Guerra de Sucesión española, con diversos barcos hundidos y unos 10.000 soldados y marineros ahogados.

También murió mucha gente ahogada en tierra, además de miles de cabezas de ganado, con la consiguiente hambruna que esto provocó.

Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe, dejó escrito que la catástrofe sin duda fue obra de Dios, que quería castigar a los británicos por su papel bastante flojo en la Guerra de Sucesión española.

 
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