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Luc Dardenne: "La mujer es lo que se interpone entre un hombre y Dios"

Los Dardenne estrenan 'El joven Ahmed', la historia de un adolescente radicalizado por la influencia de un imán que focaliza su ira en las mujeres, en su madre, en su profesora y en una chica joven que lo enfrenta al deseo

Los hermanos belgas retratan el alcance de la pureza religiosa para preguntarse si hay marcha atrás en el fanatismo

Los protagonistas de 'El joven Ahmed' / WANDA FILMS

Los protagonistas de 'El joven Ahmed'

Madrid

Referentes del cine social europeo junto a Ken Loach, los hermanos Dardenne, Luc y Jean-Pierre, buscan en la realidad una oportunidad de abrir debates, de girar el punto de vista para repensar el entorno. En ‘El Joven Ahmed’, su último filme con el que ganaron el premio a mejor dirección en Cannes, abordan la radicalización religiosa en un adolescente. El crecimiento de células yihadistas en Europa, especialmente en su país natal, Bélgica, y los atentados terroristas en varias ciudades les suscitaba más preguntas que respuestas.

Y eso han trasladado a la pantalla con esta historia de un joven de 13 años obcecado por el fanatismo religioso. No hay un estudio del proceso de radicalización, más allá de su vinculación al imán del barrio, ni una exploración de sus condiciones socioeconómicas, los Dardenne quieren saber si hay marcha atrás. Si ese odio se puede combatir, erradicar o si en una edad tan permeable, hay salida.

‘El joven Ahmed’ también es un relato sobre la pérdida de la inocencia, sobre un niño que crece sin herramientas sociales y emocionales, y se entrega al dictado más estricto del Corán. Idir Ben Addi interpreta a ese joven que lucha contra una educación laica -el estudio del árabe no solo desde las escrituras sagradas- y focaliza su ira en las mujeres que le rodean. En su madre, en su profesora y en una chica joven que lo enfrenta al deseo propio de la edad.

En su cine de denuncia, anclado a un realismo incómodo durante toda su filmografía, no hay espacio para filigranas visuales ni para la música. Una puesta en escena austera y sobria para un relato conmovedor, alejado de clichés y maniqueísmos, que interpela al público y cuestiona la deriva de esta Europa de extremismos.

¿Por qué esta historia de un joven radicalizado?

Esta película realmente es nuestra respuesta a todos los atentados que han ocurrido. Desde los de España en 2004, a los de Bélgica, Reino Unido, Francia, Estados Unidos o Túnez, donde teníamos amigos allí. La idea era cómo presentar todo esto. Pensamos que en lugar de mostrar cómo se llegaba a este punto, a la radicalización, que ya se habían hecho 7 u 8 películas en Francia, era mejor partir de alguien ya radicalizado. El primer guion que escribimos fue sobre un chico de unos 20 años, pero tras varios borradores, no conseguimos llegar adonde queríamos, que era también mostrar si se le podía sacar de esa radicalización. Entonces se nos ocurrió utilizar a un adolescente mucho más maleable que permitía plantear durante toda la película si es posible salir o no. Al ser más maleable, su radicalización quizás también es más rápida y profunda, que es lo que ocurre finalmente en la película, esa era la idea inicial para mostrar todo esto.

Esa radicalización está personificada. Es interesante cómo focaliza su odio, su ira, contra la educación y especialmente contra las mujeres

Efectivamente, la mujer es el mal, el diablo. La mujer es lo que se interpone entre un hombre y Dios y Alá. Porque es la que ofrece la sexualidad, el pecado. Entonces fue una cosa muy consciente por nuestra parte centrar el odio de Ahmed contra las mujeres. Contra su madre, no quiere que su madre lo bese después de haberse lavado para rezar, contra la chica joven y contra su profesora. Cuanto está frustrado y algo no funciona en su vida, vuelve la idea de ir contra su profesora, la señora Inés. Ella es la culpable para él.

Mi hermano y yo, en un momento dado, nos dijimos que esta película debía mostrar lo impuro porque para él todo es la pureza. El imán le habla de la pureza constantemente, tu primo ha muerto en la guerra de Siria, es el mártir más puro, tú también eres puro porque no has tocado mujeres, debes seguir así a través de la oración, ser puro con las abluciones, buscar la pureza total y absoluta. Pero vive en un entorno impuro y la más impura es esa profesora que se atreve a enseñar árabe, no a través del Corán, sino de poemas, canciones y literatura. Eso, para el imán, es inconcebible, es el mal personificado.

Entrevista | Los Dardenne y su radiografía del fanatismo religioso

07:00

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No hay una exploración del pasado de ese joven ni de sus condiciones socioeconómicas, ¿con esa decisión también queríais escapar de clichés e interpretaciones erróneas en el contexto actual?

La razón, como ya dije antes, es que ya se habían hecho películas antes que mostraban la trayectoria previa o el entorno. Queríamos mostrar hasta qué punto, la profundidad, la intoxicación mortífera del imán, hasta dónde puede llegar en un adolescente que, como todos, siente deseos. Aquí no es el deseo habitual de esa edad, es un deseo volcado en el odio. Con muy poco, se ve esa intoxicación profunda y lo difícil que es desanclar ese fanatismo una vez que está dentro de uno mismo. El ideal de este chico es un ideal de muerte, no de vida, y de odio.

¿Cómo encaja este retrato en la Europa actual? Es decir, aquí no se muestra un entorno de guetos donde la mayoría de países, con políticas de desigualdad, han confinado a los inmigrantes

En el caso de la situación de Europa, hay que diferenciar dos cosas. Nunca se debió permitir, no es de recibo que lleguen inmigrantes y los aparten porque es mucho más cómodo separarlos de los demás, incluso construyéndole casas. Eso no está bien para el futuro ni para nadie, fabricar esos guetos. Pero de ahí a decir que, porque viven en esos sitios, se convierten en terroristas, ahí viene el problema, es falso. La gran mayoría no lo son. Sin embargo, creo que el problema surge cuando en los años 90, en Bélgica y en Francia al menos también, empiezan a llegar imanes, de Marruecos la mayoría, y se ‘infiltran’ en las mezquitas y en los barrios. Estos proceden, mayoritariamente, del wahabismo, de Arabia Saudí, y de los Hermanos Musulmanes, de Egipto, los salafistas, que defienden una interpretación literal y estricta del Corán. Aquí es donde empieza poco a poco este movimiento y tienen un terreno propicio para sembrar. Comienzan por los jóvenes y también por las famosas cadenas por satélite musulmanas, que te decían que eras musulmán, pero no radical. El error de Europa fue no darse cuenta a tiempo de esto, se podía parar, se dieron cuenta demasiado tarde.

La radicalización de estos chicos y su utilización política, ¿cómo conecta esto con el avance de la ultraderecha? Una Europa entregada a extremismos, ¿dónde queda la razón?

Europa vive una crisis identitaria, yo no creo en los nacionalismos ni regionalismos, es un error. Debemos tener una Europa unida, no digo que desaparezcan las naciones, pero ese rebrote de los nacionalismos y populismos ocurre en tiempos de crisis. Si hay una crisis hoy en día no es la del terrorismo ni la de la violencia, es la de la inmigración. Es el mayor problema de Europa y tienen que solucionarlo conjuntamente. No puede solucionarse por trocitos, tienen que ponerse de acuerdo y encontrar una respuesta. Hay que hacer entender a la gente que la inmigración no significa terrorismo ni tampoco supone un peligro. También hay que racionalizar la inmigración, Europa ahora se lava las manos con países, aunque tengan alguna ayuda, como Grecia, Italia y España. Les dicen: apañáosla, literalmente. Hay países que podrían recibir 30.000 inmigrantes al año, cualquiera, igual no hay trabajo, pero es sostenible, y se les puede dar una formación. Esta gente, aunque guardarse su identidad, se acabaría sintiendo europea. Se tardaría, desde luego, pero acabarán siendo europeos si les ayudamos a integrarse. Hay muchos países como Finlandia, Noruega, los países escandinavos… que podían recibir a más inmigrantes. Europa, como tal, tiene que encontrar una solución, una forma, y presentarla, tiene que volver la razón de la justicia. Eso es lo que hay que volver a encontrar.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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