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'Puñales por la espalda', la América de Trump juega al cluedo

Rian Johnson renueva el género detectivesco del whodunit con una cinta disfrutona y corrosiva con un reparto de lujo: Daniel Craig, Ana de Armas, Jamie Lee Curtis, Chris Evans, Toni Collette y Christopher Plummer

El Cine en la SER: 'Puñales por la espalda', la América de Trump juega al cluedo (29/11/2019)

El Cine en la SER: 'Puñales por la espalda', la América de Trump juega al cluedo (29/11/2019)

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Madrid

Si el cine de terror ha mostrado el racismo de la sociedad americana en los últimos años, ahora Rian Johnson renueva el género de misterio en Puñales por la espalda para denunciar, con humor negro, la situación de la América de Trump. De familias que se matan a otras que empiezan los preparativos para Navidad, Paul Feig dirige Last Christmas, comedia romántica con Emilia Clarke haciendo de reno de Santa Claus. Este es un buen año de óperas primas para el cine español, así lo demuestra Belén Funes con La hija de un ladrón, con la que Greta Fernández ganó el premio en San Sebastián. La actriz y Eduard Fernández son padre e hija en la ficción y en la realidad, lo mismo que los Darín que esta semana estrenan película juntos, La odisea de los giles. En televisión nos adelantamos al estreno de Foodie Love, la serie de Isabel Coixet para HBO, sobre sexo, amor, comida y vida hípster.

Puñales por la espalda (Rian Johnson)

Un veterano y prestigioso escritor de novelas policíacas, interpretado por el incombustible Christopher Plummer, aparece una mañana en su dormitorio con el cuello rajado. La policía piensa que detrás de lo que parece un suicidio hay un asesinato y que cualquier miembro de su extraña familia puede ser el culpable. ¿Les suena? Sí, con distintas variantes, es el argumento que hemos visto en decenas de películas, novelas y series de televisión. Es el llamado Whodunit o ¿Quién lo ha hecho?, un género literario y cinematográfico tan popular como muchas veces repetitivo.

Sin embargo, Rian Johnson, el director de títulos como Brick, Looper o Star Wars: Los últimos Jedi, ha dado en Puñales por la espalda un atractivo giro, mezclando el caso policíaco con la actualidad política y social que se vive en hoy en día en Estados Unidos y en buena parte del mundo. “Quería que al principio de la película hubiera un interrogatorio, quería un detective excéntrico. Quería todos los elementos que me gustan de este género. Nunca tuve la intención de reinventar el género, solo quería hacer una buena película detectivesca. Esa siempre fue mi meta”, explica el realizador.

En Puñales por la espalda hay un efectivamente un crimen por resolver, pero también se habla de racismo, de diferencia de clases y de emigración. Todo ello con mucho sentido del humor. Una enfermera latinoamericana (los familiares del muerto no saben muy bien de qué país es y tampoco les importa mucho) y que interpreta Ana de Armas es el centro de toda la trama, la única que puede explicar qué es lo que realmente ocurrió. “Me preocupaba que mi personaje fuera un poco naif, ingenua o poco preparada”, explica la actriz hispanocubana. “Hablando con Rian y reflexionando al estudiar el guion me di cuenta de que no es un personaje poco inteligente sino una persona con una enorme fortaleza y un gran autocontrol”, dice convencida. Frente a ella se encuentran los miembros de la familia del finado, unos personajes interpretados por actores tan solventes y conocidos como Chris Evans; Jamie Lee Curtis, Toni Collette o Katherine Langford, a la que vimos en la serie de televisión Por trece razones. Todos ellos representan a distintos estereotipos de una familia de clase alta estadounidense. “Si hay una película sobre una familia disfuncional para que la puedas ver con tu familia disfuncional es ésta. Es la comedia familiar perfecta. Todas las generaciones están representadas”, apunta Jamie Lee Curtis.

Y, observándolo todo, un detective que se hace el despistado y al que da vida el 007 Daniel Craig. “Crecí viendo las películas de Agatha Christie con Peter Ustinov y Albert Finney que protagonizó Asesinato en el Orient Express”, admite el actor británico. “Me encanta este género. Además, hay muchas influencias de Hitchcock. Rian Johnson es un cinéfilo. Sus referencias son muchas y muy variadas. Personalmente creo que no es una nueva versión del género detectivesco, pero Rian lo ha modernizado. Le ha dado otro aire. Ha sido muy divertido rodar la película y espero que eso se note”. Puñales por la espalda tiene todos los elementos para que, efectivamente, el público pase un buen rato viéndola. Hay intriga, humor, giros de guion inesperados, una ácida crítica social y, cómo no, una sorpresa final que, por supuesto, no vamos a desvelar. Solo diremos que, en este caso, no hay mayordomo y que el asesino puede ser cualquiera, aunque eso, en el fondo sea lo de menos. Lo mejor es disfrutar viendo una comedia con un guion perfectamente ensamblado, que funciona como un reloj y con una Ana de Armas, a la que recordamos en España en series de televisión como El internado o Hispania, La leyenda. Una actriz cada vez más instalada en Hollywood, a punto de dar el salto definitivo al estrellato.

&#039;Puñales por la espalda&#039;, la América de Trump juega al cluedo

Last Christmas (Paul Feig)

La madre de dragones, Emilia Clarke, vuelve a nuestras vidas, pero esta vez en un papel más dulce: el de Kate en Last Chirstmas: la comedia romántica navideña de este año. Esta película no es todo felicidad y romanticismo, como nos tienen acostumbrados en este género, empieza más bien siendo algo relacionado con la tristeza navideña. Kate es una joven con talento que ha perdido el rumbo por una enfermedad que sufrió las navidades pasadas, ahora se siente incompleta, está inmersa en una senda autodestructiva, y deambula por Londres amargada por un cúmulo de malas decisiones continuamente acompañada por el tintineo de los cascabeles de sus zapatos, una de las irritantes consecuencias de trabajar como elfo en una de esas tiendas navideñas que abre todo el año. Last Christmas es una comedia romántica pero no es solo eso, bajo la superficie y las lucecitas esconde mucho más.

Las cosas cambian para ella cuando Tom, al que da vida Henry Golding, aparece en su vida. Tom parece sacado de otra época, para sorpresa de Kate no tiene móvil y, gracias a no ir pegado a una pantalla y mirar arriba ve cosas que los demás no ven. Con la llegada de Tom Kate es capaz de ver más allá de sus numerosas barreras y empieza un proceso para encontrar el valor de amar a los demás y a sí misma. Dirige Paul Feig y escribe Emma Thompson, quien además hace el papel de madre de Kate, Petra, una mujer sobreprotectora con su hija que fue cantante en su país, la antigua Yugoslavia., de la que tuvieron que huir.

La cineasta confiesa que es una historia sobre cómo usar los sentimientos, cómo vivir y cómo quererse. De cómo responsabilizarse de uno mismo, cosa que no se logra a menudo porque estamos obsesionados con ser jóvenes eternamente y no llegamos a la edad adulta. La cinta, ambientada en 2017, tiene trazas de denuncia social: se hace referencia a los inmigrantes, a los sintecho, a la presidencia de Trump y al surgimiento del Brexit, que provoca agitación política y consecuencias para los extranjeros como la familia de nuestra protagonista. El hilo conductor en toda la película es la música de George Michael y Wham!, incluye además del clásico tema navideño que le da título una canción inédita del legendario arista al que se homenajea: ‘This is how (we want you to get high)’ ‘Last Christmas’ es una carta de amor a Londres y a George Michael y llega a los cines con intención de ser la sucesora de ‘Love Actually’, lo tiene difícil.

&#039;Puñales por la espalda&#039;, la América de Trump juega al cluedo

La hija de un ladrón (Belén Funes)

Una joven de 22 años y madre de un bebé asiste de repente a la vuelta de su padre. Ha estado en la cárcel y ahora pretende recuperar su sitio trastocando su vida. Así empieza La hija de un ladrón, una de las óperas primas del año, por su desnudez, por denunciar y visibilizar una realidad social, la de las mujeres de clase obrera, muy escasa en el cine español

La historia ha puesto en el mapa a Belén Funes (Barcelona, 1984), una directora que inicia carrera y que muestra una nueva mirada, que retrata la Barcelona excluida que cada día intenta salir adelante. Ken Loach, los Dardenne, Andrea Arnold son los referentes de Belén Funes, que ya plasmó la relación padre e hija en el corto Sara a la fuga, germen de esta cinta, producido por Isabel Coixet. La idea le vino de su trabajo en la cárcel, allí conoció a un preso con una situación similar a la de los personajes de Eduard y Greta Fernández.

Los actores son padre e hija dentro y fuera de la gran pantalla, pero todas las miradas se las lleva Greta, en un papel de madre, hija y hermana coraje que sobrevive en los márgenes. No hay artificios en la puesta en escena ni grandes giros argumentales, con tono naturalista acompaña a este joven sin tiempo para pensarse ni herramientas para expresarse. Un drama tierno y desgarrador, lleno de verdad y honestidad, que explora las relaciones de padres e hijos, la emancipación de una joven luchadora y la vida en los márgenes. La cámara sigue a Greta en sus rutinas y lucha diaria, limpiando suelos de fábricas, intentando conseguir la custodia de su hermano, persiguiendo a su novio, un magnífico Álex Monner, y cuidando a su bebé. Una heroína obrera que solo aspira a ser una persona normal.

Belén Funes, una nueva mirada en defensa del cine obrero

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La odisea de los giles (Sebastián Boreztein)

Un gil es un pardillo. El crédulo, el ingenuo, el que confía, ve siempre el lado positivo y cree que nunca le van a hacer daño. El mundo está lleno de Giles y los Darín, Ricardo y Chino, padre e hijo, se unen por primera vez en un proyecto conjunto para armar su pequeña revolución. "La lectura del libro dejaba una sensación muy linda que quisimos también replicar un poco. Tiene que ver con el espíritu de la película con cierta reivindicación de la gente común, de la gente que hace las cosas bien y se ven pisoteados. Hacen todo como se supone que deberían y la suerte no va en esa misma dirección, o tal vez, no es una cuestión de suerte y por eso pueden hacer algo al respecto. La película quiere explorar ese espíritu", explicaban en una entrevista con la Cadena SER en el pasado Festival de San Sebastián.

Basada en la novela La noche de la Ulsina, de Eduardo Sacheri, la película vuelve a unir al director Sebastián Boreztein y a Ricardo Darín después de Un cuento chino. La Odisea de los Giles es una comedia negra en la que un variopinto grupo de estafados se rebela contra el corralito argentino. El 3 de diciembre de 2001 millones de argentinos se quedaron con su dinero congelado. No podían sacarlo del banco. Empezaba el corralito, un suceso económico y político que marcó y continúa marcando al país. "A partir de la novela y ahora de la película probablemente, de las dos juntas, debe haber arrojado un significativo cambio en lo que es la memoria. Es cierto que no es un tema que se haya deliberadamente tapado, pero tampoco es un tema tan tratado, por lo menos desde diferentes ópticas. Se habla básicamente de las pérdidas económicas, pero no de lo que ocurrió, lo que la gente sufrió, cómo los atravesó a todos, las diferencias de casos entre unos y otros serán incontables… Entonces, la conjunción de todo eso más la conformación de este grupo para intentar provocar una reparación nos pareció muy movilizante", defiende Ricardo Darín.

La cinta se centra en el delirante plan de unos vecinos de un pueblo de Buenos Aires para recuperar los ahorros que habían depositado en el banco para crear una cooperativa agrícola que les daría trabajo y cambiaría su destino. Víctimas de la estafa de un abogado y un banquero corruptos, acabarán perdiendo todo su dinero. "La película habla un poco de la injusticia, tiene que ver algo con la necesidad de reparaciones por mano propia o comunitarias. De alguna manera encontrar una forma de salir de entre los oprimidos y no de entre los que se supone tienen que intentar de encontrar soluciones", apunta Chino Darín. Ese corralito, decretado por el entonces presidente Fernando de la Rúa, hizo que el Estado quebrase, la moneda se devaluó un 28% y miles de personas lo perdieron todo. Otras, en cambio, se hicieron de oro. Los protagonistas de la película pertenecen al bando de los perdedores, a los que siempre sufren, pero que ahora dicen basta. Hay algo en el espíritu del cine argentino en los últimos años que se ha contagiado de venganza. Relatos salvajes, la comedia de Damián Szifrón, que también tenía a Ricardo Darín en el reparto, era un canto a desfogarse ante las injusticias. La Odisea de los giles va por ese camino. Los protagonistas planean una venganza, un golpe, al estilo Oceans eleven, con más carisma que los americanos, pero muchísimo menos glamour. Junto a los Darín están Verónica Llinás, Luis Brandoni, Rita Cortese o Daniel Aráoz.

"Lo malo es que este hijo de puta no va a saber que esto es un acto de justicia", dice uno de los personajes en un momento de la película. La gran baza de la cinta son sus personajes, perfilados y bien construidos, y sus perfectas interpretaciones. Los gags mientras preparan el golpe, las referencias a Bakunin, padre del anarquismo, a lo que pasaba en aquella Argentina tocada y hundida, que tiene mucho que ver con lo que pasa ahora. “Es muy difícil como ciudadanos de este mundo, como habitantes de este planeta en este momento, en donde todo se nota tanto y no hay muchas formas de ocultar los pensamientos, las posiciones…, es muy difícil no haberte sentido atropellado en algún momento por algún motivo. No haberte sentido estafado, ninguneado, no escuchado, aún pudiendo estar muy encumbrados en alguna cosa. Pareciera ser que el sistema en sí mismo es muy inhumano por momentos, muy perverso con muchas personas, muy injusto… Entonces se acumulan dolores, traumas e injusticias".

El corralito caló en el ADN de los argentinos, es un hecho traumático, y al cine le ha costado años afrontarlo. Frente a la solemnidad del drama, los Darín prefieren en este caso una comedia cargada de crítica social. “La comedia te permite todo. Te permite pasarte un poco. Te ofrece herramientas que son altamente comunicativas. Cuando nos reíamos a carcajadas, nos estamos entregando, hay una corriente de ida y vuelta, y eso ayuda a que algunos temas se puedan tratar sin lo cual serían prácticamente intratables por el dolor. En este caso con el corralito fueron necesario que pasaron estos 20 años, la distancia, el tiempo, la maduración del evento y demás son los que te permiten tener la distancia para atreverte a tomarlo con un poco de humor. Si las cosas están muy recientes, es muy irreverente todo. Aunque yo creo que el humor es siempre un gran bálsamo para muchas cosas”, dice Ricardo, y remata Chino. “Hay algo de esto de que la historia la escriben los ganadores, hay algo de respeto por la historia, y el humor te permite un poco faltarle ese respeto para que haya una historia que no sea necesariamente la de los libros, la de los datos, la que te ponen siempre enfrente”.El individuo contra el Estado, decía el teórico anarquista que tanto se cita en la película. Eso hacía Relatos Salvajes, eso hace La Odisea de los Giles, conseguir que los ricos no se salgan con la suya, aunque haya que montar todo un polvorín. Una persona que confío en las hipotecas subprime, que confío en las preferentes, que confió en los bancos, en que iba a tener un trabajo toda la vida, en que sus hijos podrían estudiar. Los giles están en España, Argentina y en todo el mundo. El sistema les ha fallado, los políticos más. Así que la película sirve de catarsis colectiva.

La pequeña gran revuelta de los Darín

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Gloria Mundi (Robert Guédiguian)

Robert Guédiguian es uno de los tótems del cine social francés. Durante su larga carrera ha retratado las malas condiciones laborales de los trabajadores en varias ocasiones, Marius y Jeannette, Las nieves del Kilimanjaro, o La casa frente al mar. En Gloria Mundi vuelve con más crudeza. Con su actriz de toda la vida, su esposa, Ariane Ascaride, consigue adentrarnos en las dinámicas y en los problemas de la sociedad francesa. Está la inmigración, está la precariedad salarial y, sobre todo, el individualismo descarnado al que nos lleve el sistema neoliberal. El problema de Guédiguian es la previsibilidad de un guion que ya hemos visto y que desde el minuto uno sabemos cómo va a terminar.

La historia es la de un hombre que sale de prisión y se reencuentra con su familia a la que casi no conoce: su mujer, ahora con un nuevo marido, su hija, que acaba de tener un niño. Todos tienen trabajos precarios. La abuela es limpiadora y se enfrenta a sus compañeros -casi todos inmigrantes- porque no quiere hacer huelga. La hizo en el mayo del 68, pero ahora no. El nuevo marido es conductor de autobuses con jornadas maratonianas. La hija trabaja en una tienda de ropa con una jefa que la maltrata y el yerno, es conductor de Uber. Guédiguian contrapone los pesares de unos trabajadores que quieren salir adelante pese a las dificultades, pero sin traspasar las reglas, frente a la otra hija de la pareja, que ha creado un pequeño negocio de reventa en uno de los barrios más pobres de Marsella.

 
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