Tampoco es para tanto
Este hombre que presume de llegar a Gibraltar para clavar una bandera de España de forma ilegal y escapar a nado es incapaz de clavar esa bandera en suelo español para defender los derechos de una víctima
Madrid
Hay una semiótica entera en el gesto de Ortega Smith hacia Nadia Otmani, una víctima de violencia de género que le reprocha sus palabras. Elige no mirar teniéndola a un metro. Elige mirar para adelante; a lo mejor estaba buscando victimas de otras violencias para relativizar lo que le decía Otmani. Este hombre que presume de llegar a Gibraltar para clavar una bandera de España de forma ilegal y escapar a nado es incapaz de clavar esa bandera en suelo español para defender los derechos de una víctima. De ella y de ninguna víctima de un hombre porque según él y según su partido no se mata a nadie por ser mujer. Y cuando apartas la mirada de esa realidad el problema no es tanto la humillación a las víctimas, a las que no les vas a hacer más daño que el daño que ya les han hecho, sino desplazar el problema a la percepción que pueden tener de esta violencia los agresores y los potenciales agresores. Que de repente, escuchando esos discursos y viendo esas imágenes, piensan que es verdad que violencia hay en todas las casas y hacia todos en la misma medida, y que tampoco es para tanto.
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Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...