'Köpsam': cuando no comprar ropa es la moda
Se impulsa el movimiento 'köpskam', para reducir la compra de ropa y para señalar el mal ejemplo de influencers, famosos y marcas
La ONU asegura que los consumidores compran de media un 60% más de ropa que hace 10 años
Köpskam, la vergüenza de comprar ropa
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Madrid
En unos segundos va a venir a tu mente esa persona a la que siempre ves comprando o estrenando ropa nueva. Quizá incluso seas tú. Para ir a la última ahora hay que apuntarse al Köpskam, porque lo que se lleva en moda es dejar de comprarla. La palabra se traduce como "la vergüenza de comprar ropa" y es la tendencia hermana a la vergüenza a volar que viene igualmente de Suecia. Apunta directamente al sector textil por su alto coste medioambiental, por ser la segunda industria más contaminante del planeta, por detrás del petróleo al generar el 20% de las aguas residuales mundiales y ser responsable del 10% de la emisiones de carbono del mundo.
Una prenda vaquera necesita 8.000 litros de agua para fabricarse, el equivalente a la cantidad que bebe de media una persona en siete años, y una camiseta de algodón, 5.000 litros. A cambio, ¿cuánto pagamos por esas prendas? ¿desde 3 euros por una camiseta y desde unos 20-30 euros por un vaquero? Ese no es el coste real de la moda, por eso se impulsa el movimiento köpskam, para reducir la compra de ropa y para señalar el mal ejemplo de influencers, famosos y marcas. También se promueve cada vez más el "no buy year", dejar de comprar ropa durante todo un año, que surgió en Estados Unidos y ha calado sobre todo en países como Reino Unido, el mayor comprador de fast fashion de Europa.
La periodista y experta en sostenibilidad, Brenda Chávez, lo hizo durante tres años, estuvo sin comprar prendas nuevas, durante su etapa en el mundo de la moda como redactora jefa de ‘Vogue’ y subdirectora de ‘Cosmopolitan’. Acaba de publicar en su nuevo libro, ‘Al borde un ataque de compras’, consejos para llevar a cabo un consumo más meditado y donde, por ejemplo, cuenta como solo usamos el 30% de nuestro armario. "Te das cuenta de que la gente tampoco se fija tanto en lo que llevamos. Puedes ponerte una camisa tres veces a la semana con diferentes estilismos y nadie se entera. Tenemos mucha influencia para cambiar de ropa todo el tiempo y no es necesario".
El mercado de segunda mano crece, de hecho, más rápido que el textil a estrenar, y se calcula que lo duplicará en cifras para 2028 y que incluso superará al mercado de lujo. Intercambiar ropa y alquilarla será algo que cada vez hagamos más.
"Es muy probable que en el futuro vayan a convivir distintos modelos de propiedad de la ropa. Suscribirse a un servicio de ropa o alquilarla, algo que ya ha llegado a otros sectores, también llegará a la moda" afirma Sergio Blecua, experto en la moda ética, socio de "Far and Sound".
El problema no reside sólo en todo lo que compramos si no también en todo lo que tiramos. La ONU asegura que los consumidores compran de media un 60% más de ropa que hace 10 años y más de la mitad termina en el vertedero antes de un año y antes de que eso pase, en los países occidentales, solo hemos usado esa prenda una media de siete veces.