El miedo a la crisis llama a la crisis
Este miércoles, las Bolsas se asustaron por el brexit, la desaceleración económica, la recesión en Alemania y la tensión comercial Washington-Pekín pero, ¿por qué no reaccionaron hasta entonces?
Madrid
Se dice que esta es la sociedad más escéptica de la historia, pues no cree en nada, y a la vez, la más crédula, pues se lo cree todo. Un mundo histórico que se mueve a espasmos con el dinero que alardea de ser la verdad más sólida pero que es a la vez la más miedosa. Ayer le dio un ataque de pánico que se reflejó en un fortísimo descenso de las Bolsas, que llevaban una racha muy alegre precisamente hasta ayer. “Es por el brexit”, nos dijeron, “y por el temor a una recesión y por la tensión comercial EEUU-China” pero, ¿por qué precisamente ayer? Respecto al brexit, la propuesta de Boris Johnson puede resolver nada, seguramente tienen razón los que sospechan que busca menos un acuerdo que una excusa para cargar sobre la Unión Europea el desacuerdo, pero es algo, la víspera no teníamos nada. Juncker le ve aspectos positivos y Europa se ha abierto a negociar y por lo que se refiere a la decisión rotunda de salir el 31 de octubre, con arreglo sin él, es algo está repitiendo sin cesar día tras día. Sin embargo, fue ayer cuando las Bolsas se asustaron por el brexit, como por la desaceleración económica o por la recesión en Alemania o la tensión comercial Washington-Pekín, que hasta ayer no habían impedido un trimestre de optimismo.
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Ayer había más carbón en la caldera, es verdad, como la autorización de la Organización Mundial de Comercio a Washington para aplicar aranceles a Europa, que no es ninguna broma, pero el argumento dominante era el miedo a la crisis. Las Bolsas no reflejan realidades económicas concretas, es cierto, pero sí expectativas, y por tanto sus sacudidas nos inquietan, sobre todo si las mueve el temor, que es un virus muy contagioso y más cuando el mundo no tiene la sensación de estar en las mejores manos. Conocida la estrecha relación economía-psicología no es ocioso advertir que el miedo a la crisis llama a la crisis.