¿La derecha se modera?

Madrid

Quedan varias semanas para empezar a hacer conjeturas sobre los movimientos de los partidos de cara al 10 de noviembre. Entre otras cosas, faltan los anhelados sondeos que harán las propias formaciones y todas las empresas de demoscopia, datos fundamentales para que los gurús de los partidos muevan hacia un lado u otro la aguja de marear.

Pero este Ojo, tan vetusto, recomendaría un poco de paciencia a los jóvenes comentaristas, ávidos de novedades y que al final siempre confunden lo último con lo importante. Ocurre que el pimpollo Pablo Casado no adquiere un perfil más moderado por comer con Mariano Rajoy. No compremos esas bobadas, y fijémonos más en los hechos que en lo que dicen sus gabinetes de prensa.

¿Qué hace Casado en realidad? Pues desde apretar sus pactos con la vergonzante ultraderecha de Vox, y tragarse todos sus sapos, hasta regodearse con la portavocía de Cayetana Álvarez de Toledo, el mismo juego que ya hizo Rajoy con Rafael Hernando, aquel zafio profesional de la provocación. Chilla tú, que yo soy un moderado. Lo sentimos: no cuela.